Esta vez el enorme cartel amarillo que pusieron hace un par de semanas en el muelle donostiarra las vecinas de los portales 7 y 8 aguanta visible día tras día. El que pusieron hace año y medio estaba «más a mano y ocupaba el muro», así que fue retirado tras solo dos días y además supuso una multa que no llegó a pagarse. «Esta vez lo hemos puesto más arriba, en la casa», han explicado. En ambos carteles, el que fue retirado y el actual, denuncian lo mismo: «Vivimos en ruina. 20 años esperando».
Hoy las vecinas de los portales 7 y 8 del Paseo del Muelle han acudido al Ayuntamiento una vez más a denunciar que sus casas se caen y la burocracia es un escollo aparentemente irreparable para su bienestar. Las acompañaba el concejal Ricardo Burutaran de EH Bildu, grupo municipal que ha presentado una interpelación para la Comisión de Desarrollo y Planificación del Territorio prevista el próximo lunes en que esperan se trate este tema. «Instamos a la delegada de Urbanismo Sostenible y Vivienda a que aclare cuestiones vitales sobre los motivos por los que este equipo de gobierno tiene en un cajón el Plan Especial de la Parte Vieja y Puerto, cuando es la llave para actuar sobre unas viviendas en situación de ruina», dice el texto.
Las vecinas por su parte han vuelto a contar su historia, «una auténtica pesadilla de la que aún no hemos despertado». Y han narrado detalles sobre su día a día: en una de las casas no se puede tirar papel higiénico al inodoro porque las tuberías están destrozadas; en una de las viviendas no se puede entrar y en otra hay que ir con paraguas al cuarto de baño cuando llueve.
A lo largo de estos 20 años, por supuesto, hay vecinos que han fallecido viviendo en situaciones lamentables.
El inicio del problema
Hace 20 años el Grupo Eibar contactó con los vecinos para recopilar información sobre las casas deshabitadas del Muelle Nº7. Su intención era construir un único edificio que englobara estas viviendas con las del Nº8, donde todavía vivían tres familias.
Se llegó a un acuerdo y hubo un primer proyecto que no convenció al gobierno municipal de entonces, que era socialista. Después hubo un segundo que sí obtuvo luz verde.
«Sin embargo, en 2018, ya con el PNV en el gobierno del Ayuntamiento, justo antes de que empezaran las obras, el Gobierno vasco, a través del Departamento de Cultura, aprobó la declaración como bien cultural, con la categoría de conjunto monumental, de la Parte Vieja y el Muelle«, han recordado las vecinas.
Con la declaración quedó en suspenso la concesión de nuevas licencias para derribos y nuevas construcciones. Y en este contexto la única luz que se entreve al final del camino es la aprobación del Plan Especial de la Parte Vieja y el Puerto que no termina de llegar. Según las vecinas solo la traducción del plan al euskera ha supuesto un año de trabajo (y retraso), así que sospechan que no es prioritario.
En este punto el grupo municipal de EH Bildu pregunta al gobierno municipal a qué se debe este retraso. Y las vecinas que hoy han acudido al Ayuntamiento prometen seguir adelante «pese al cansancio y las buenas palabras que no tienen efecto». «Nuestros correos son ignorados al igual que nuestras reiteradas llamadas a la sede del PNV», han denunciado una vez más.
A día de hoy hay cinco viviendas (sus propietarias las denominan «infraviviendas») que están ya deshabitadas y en dos hay familias a la espera. Un detalle importante: en 2018 el Ayuntamiento dio de baja estas viviendas en el catastro.
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