(EFE). La víctima del crimen del parque Araba sufrió un ataque «traicionero» y «vil» por la espalda donde recibió una cuchillada «mortal de necesidad» que le afectó a «órganos vitales», sin posibilidad de defenderse porque fue «sorprendida» por el acusado cuando estaba afectada por el alcohol y las drogas.
«Lo quería matar y lo mató de forma traicionera, buscando la indefensión, sabiendo lo que hacía y haciendo lo que quería», ha resumido este viernes ante el jurado la fiscal, en la última de las cinco jornadas de la vista oral que se celebra desde el lunes en la Audiencia de Gipuzkoa contra un súbdito marroquí, acusado de matar a un ciudadano argelino la tarde del 7 de octubre de 2020 en el parque Araba del barrio de Amara de San Sebastián.
La representante del Ministerio Público ha mantenido su petición de 22 años de cárcel para el acusado, al tiempo que ha rechazado la posibilidad de que se le aplique la eximente completa de haber actuado en una situación de alteración psíquica y arrebato, afectado por una enfermedad mental y el consumo de drogas y alcohol, como ha solicitado la defensa para reclamar la libre absolución de su cliente.
Ánimo de venganza
Durante su intervención de casi una hora, la fiscal Mercedes Monje ha sostenido que el procesado actuó «con ánimo de venganza» a raíz de un altercado previo ocurrido el 19 de julio de 2019 en el que supuestamente fue agredido con una botella por la víctima y por el que el acusado presentó una denuncia.
Ha recordado también que el inculpado se sentía «indignado» porque en agosto de 2020 la víctima no había sido encarcelada y seguía «en la calle» ya que la vio en el parque Araba, adonde precisamente acudió fechas después, el 7 de octubre, por «enemistad» y para «vengarse» tras haber estado bebiendo unas cervezas en un salón de juego.
Según la versión de la fiscal, el imputado llegó al parque de forma «sorpresiva» armado con un cuchillo y, tras una primera acometida infructuosa «sin discusión previa», la víctima comenzó a correr, afectada por el alcohol y las drogas que había tomado en compañía de unos amigos.
Tras una carrera de unos 190 metros, el agresor le dio alcance en un paso de peatones y le acuchilló primero en la cara y, al llegar a la altura de una ciclista que fue testigo de los hechos, le asestó la puñalada que luego resultaría fatal, ha descrito la fiscal.
Intención de matar
Ha hecho hincapié también en la «intención de matar» que, a su juicio, tenía el agresor a tenor de la escasa distancia a la que se produjo el ataque; las dimensiones del cuchillo de más de veinte centímetros empleado; el lugar al que lo dirigió, contra órganos vitales como el hígado y el pulmón; y la «intensidad» de la acometida, que incluso llegó a seccionar completamente una costilla.
Por su parte, el abogado de la defensa, Andoni García Imaz, ha asegurado que cuando llegó al lugar de los hechos su cliente había consumido previamente una «mezcla» de alcohol, drogas y medicación, «prescrita y no prescrita», en el citado salón de juego, donde fue captado por las cámaras de seguridad.
Elemento sorpresa
Ha rechazado asimismo que acudiera al parque con «voluntad de ir a buscar» a la víctima dado que en realidad se encontraba «deambulando» por la ciudad, al tiempo que ha descartado que su patrocinado actuara con «alevosía» porque el lugar no es apto para una «emboscada» y «no puede existir el elemento sorpresa».
Ha mantenido también que el encuentro «fue casual», sin que mediara «premeditación ni ánimo de venganza», puesto que ya había pasado un año y medio desde el primer incidente que tuvo con el fallecido.
El letrado ha considerado asimismo que, en las circunstancias en las que se encontraba, su patrocinado actuó afectado por una situación «anormal» de sus capacidades que disminuyó «de forma muy intensa sus capacidades de comprender la ilicitud de su conducta».
En su alocución ante el jurado, ha señalado que no se ha acreditado en el juicio la «intención» del acusado de alcanzar «algún órgano vital» y ha insistido en que éste no tenía «intención de acabar con la vida» del fallecido.
Igualmente, ha pedido a los jurados que tengan «en cuenta» las difíciles «circunstancias» de la vida del encausado; ha recalcado que conceptos como «la alevosía y el dolo» son «dificilísimos de probar»; ha incidido en que para dictaminar una condena «no puede haber duda en los hechos», y les ha advertido sobre lo «complicado» del «papel» que tienen que desempeñar en su veredicto.
En el momento del juicio reservado a la última palabra del acusado, éste ha reiterado que no se acuerda de lo sucedido porque estaba «bajo los efectos del alcohol y las drogas», ha comentado que «nunca» ha pretendido «vengarse» de la victima «ni de ninguna persona», y ha afirmado que siente «muchísimo» su fallecimiento porque no tenía «intención de matarle».
Está previsto que el próximo lunes se reanude el juicio con la entrega del objeto del veredicto por parte de la magistrada presidenta del tribunal, Mari Carmen Bildarraz, a los miembros del jurado, quienes seguidamente iniciarán sus deliberaciones.
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