La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha publicado esta mañana un manifiesto en su página web en el que denuncia y condena «los repetidos ataques a la convivencia pacífica» registrados en los últimos meses en los campus de Álava y Gipuzkoa por parte tanto «de estudiantes universitarios como de personas ajenas esta institución».
«Las agresiones, los insultos y la intimidación provocan o intentan provocar que las personas víctimas de esos comportamientos se callen. Pretenden silenciar la discrepancia y eliminar así el debate y la convivencia», se afirma en el comunicado.
La nota, firmada hasta ahora por 1.379 personas, está rubricada en primer lugar por la actual rectora de la UPV/EHU, Eva Ferreira, así como por vicerrectores y decanos de diferentes facultades, y ex rectores como Nekane Balluerka, Iñaki Goirizelaia, Juan Ignacio Pérez Iglesias y Manuel Montero.
Tras detallar que las agresiones han consistido en «insultos, amenazas, lanzamiento de pintura a objetos y personas, deterioro del patrimonio público, e intimidación a quienes no satisfacen sus peticiones», el manifiesto apunta a que «parece que la razón para estos desmanes es no aceptar ni compartir las reglas de convivencia que rigen en la universidad».
«Ejemplos tristes de estos ataques se han sucedido en el Vicerrectorado del Campus de Álava, en la Facultad de Letras, en la Facultad de Informática, en la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología, en la Facultad de Ciencia y Tecnología, y en el Vicerrectorado del Campus de Gipuzkoa«, denuncian en la nota.
«Todo esto es absolutamente inaceptable», se remarca y se añade que «esta declaración debe servir para dejar claro que no nos callamos ante las agresiones».
«Queremos que todas las personas que trabajan o estudian en la universidad se sientan cómodas y seguras en ella, que puedan expresarse y dialogar libremente, y que dejen expresarse también a las demás», según se destaca.
También se resalta que los firmante «comparten y lamentan el dolor de las personas que han sido víctimas de unos comportamientos que condenamos sin paliativos, porque son profundamente antiuniversitarios» y se expresa la solidaridad con todos ellos.
«Esta solidaridad es también una repulsa enérgica ante cualquier acto de violencia, sea física, psicológica o verbal» y «un compromiso con la defensa de la universidad pública, de sus valores y de todas las personas que trabajan y estudian en ella»
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