La Quincena Musical homenajea a uno de los compositores vascos más importantes del siglo XX, el donostiarra Pablo Sorozabal, en el 125 aniversario de su nacimiento. Una de las principales citas en su honor tendrá lugar el domingo 7 de agosto con la interpretación de su popular zarzuela La tabernera del puerto en versión concierto. Entradas en www.quincenamusical.eus y en las taquillas del Kursaal y del Victoria Eugenia..
El elenco estará liderado por dos cantantes líricos vascos de sólida proyección internacional: la soprano Miren Urbieta-Vega, que interpretará a Marola, y Andeka Gorrotxategi como Leandro. La Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS) interviene en este concierto en el que también participará el coro Landarbaso Abesbatza de Errenteria, y que dará comienzo a las 20:00 en el Auditorio Kursaal. Precisamente la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, que tantas veces ha estado presente en la historia de la Quincena Musical, cumple en 2022 el centenario de su fundación.
Miren Urbieta-Vega es una de las sopranos vascas más queridas por el público y se hará cargo del papel protagonista de Marola. Los inicios de la carrera de la donostiarra se remontan a 2010, cuando, tras finalizar los estudios de canto con Maite Arruabarrena en Musikene, fue aceptada en el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo de Valencia, donde pudo trabajar con figuras como Alberto Zedda o Roger Vignoles. Jaime Aragall, Montserrat Caballé o Mirella Freni se cuentan también entre las figuras que le dieron clases magistrales.
El punto de inflexión en su carrera se produjo en 2014, al ganar el Premio a la Mejor Cantante Española en el prestigioso Concurso Viñas, que le dio la oportunidad de trabajar en el Liceu de Barcelona, y un año después el Premio a la Mejor Cantante Revelación de los Premios Líricos Campoamor de Oviedo. Desde entonces, se ha convertido en un nombre habitual en los repartos de los teatros líricos españoles, y en los últimos dos años ha actuado en repetidas ocasiones en los teatros madrileños: Teatro Real y Teatro de la Zarzuela. Además, interpreta a compositores vascos de todas las épocas, cuya música cultiva con pasión y a quienes dedicó su primer disco, Ametsetan.
Por su parte Andeka Gorrotxategi se hará cargo del papel de Leandro, enamorado de Marola. El tenor de Abadiño, con su broncínea voz de lírico-spinto, era la elección perfecta para este papel que incluye arias tan conocidas como “No puede ser”, que tenores como Miguel Fleta, Alfredo Kraus o Plácido Domingo hicieron famosa en todo el mundo.
Gorrotxategi, que tras sus inicios musicales en Durango estudió en Bilbao, Madrid, Marsella, Paris, Roma y EEUU, fue considerado en sus inicios el tenor revelación español tras ganar varios concursos como el Jaume Aragall o el Manuel Ausensi y debutar como Pinkerton en Madama Butterfly en Novara en 2011. En esta última década de consolidación de su carrera, Gorrotxategi ha cantado en coliseos tan importantes como la Ópera de Laussane, Teatro Real de Madrid, Teatro San Carlo de Nápoles, Ópera de Sidney o National Centre for the Performing Arts de Pekín, entre otros. Cabe destacar su interés por el género lírico español, siendo cantante habitual en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Junto al Urbieta-Vega y Gorrotxategi, el elenco estará formado por un destacado grupo de cantantes vascos y españoles. Damián del Castillo será Juan de Eguía, Rubén Amoretti será Simpson, Ruth González dará vida al joven Abel, Marifé Nogales a Antigua, José Manuel Díaz hará doblete como Chinchorro y Verdier, y Alberto Núñez interpretará a Ripalda. Todos ellos serán dirigidos por Unai Urrecho, uno de los directores vascos más pujantes de los últimos años. Urrecho es toda una personalidad en Asia, donde es titular de la Orquesta Filarmónica Soliall de Corea del Sur y de la Filarmónica de Saigón en Vietnam. La ópera es una de sus grandes especialidades, habiendo dirigido desde Madame Butterfly, Tosca y La Bohème de Puccini a las principales óperas de Mozart, así como Rigoletto, La Traviata y Aida de Verdi y óperas de Offenbach, Bizet, Gounod y J. Strauss, entre otras.
La sombra de Wagner
Estrenada en Barcelona a las puertas de la Guerra Civil, en mayo de 1936, La tabernera del puerto es una de las zarzuelas más populares del compositor donostiarra.
Tras el despegue de su carrera lírica con Katiuska (1931), que se desarrolla en Ucrania en los primeros momentos de la revolución rusa y cuyo éxito le embarcaría en casi tres décadas de dedicación casi exclusiva a la zarzuela, Sorozabal siguió tocando temas socialmente comprometidos en algunas de sus creaciones escénicas.
Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, autores del libreto, se lo ofrecieron primero a Jesús Guridi, pero tras la negativa de este, Sorozabal aceptó crear la música para este romance marinero que se desarrolla en el cerrado ambiente, lleno de secretos, de un imaginario pueblo marinero del norte de España, en el que algunos de sus habitantes se dedican al contrabando. Marola, la tabernera protagonista de la zarzuela, se verá sacudida entre los intereses económicos y amorosos de los personajes masculinos a su alrededor.
La tabernera del puerto se estrenó en abril de 1936 en el Teatro Tívoli de Barcelona con gran éxito, pero la Guerra Civil obligó a detener las representaciones. Estas se retomaron tras la guerra, en marzo de 1940 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Pero esta vez, Sorozabal, sometido al escrutinio político por su perfil republicano, no dirigió las funciones por prohibición expresa de la Falange Española. De hecho, la noche del reestreno en Madrid, el 23 de marzo, un grupo organizado intentó reventar la representación, un boicot fruto de las rivalidades profesionales que se había forjado Sorozabal y de la compleja situación política de aquel momento.
Al margen de las difíciles circunstancias del estreno, La tabernera del puerto es una de las partituras de zarzuela más logradas de Sorozabal.
Este había pasado los años veinte en Alemania, primero en Leipzig y más tarde en Berlín, completando sus estudios de composición gracias a una pensión anual que le concedió la Diputación de Gipuzkoa. La técnica alemana que adquirió durante esta época no la aplicó por igual en todas sus obras, pero sí está especialmente presente en títulos como La del manojo de rosas o La tabernera del puerto.
En esta última, la sombra de Wagner es evidente y el discurso musical transita entre la cuidadosa elaboración contrapuntística y la solidez de la orquestación alemana, y el melodismo directo y la liviandad instrumental propias del género chico y de la música popular. Estos constantes cambios de estilo son una de las características que hacen de La tabernera del puerto un título único en su propuesta estética, pero al mismo tiempo una partitura especialmente compleja para los intérpretes.
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