(EFE). La reina Sofía ha elogiado el «inestimable trabajo» que desarrollan los Bancos de Alimentos, que el año pasado repartieron 151 millones de kilos de productos en España y que perciben un incremento de la demanda de sus servicios por las consecuencias de la crisis de Ucrania y la escalada de la inflación.
La reina emérita ha hecho público el reconocimiento a esta labor social durante la inauguración en San Sebastián del XXVI Congreso de los Bancos de Alimentos españoles, que ha tenido lugar en el Aquarium, donde representantes de estas entidades han puesto en común los desafíos que deben afrontar para continuar con su labor.
Los efectos que la sociedad arrastra desde la pandemia, la crisis de Ucrania, el encarecimiento de las materias primas y la escalada de la inflación, especialmente en la alimentación, han sido algunos de los asuntos que han estado sobre la mesa en este simposio, organizado por la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL).
La reina Sofía, quien ha sido recibida entre vítores de «guapa y reina» por un grupo de estudiantes, ha agradecido el «inestimable trabajo y el esfuerzo» que realizan estas organizaciones para «mejorar la vida» de las personas más desfavorecidas de la sociedad, «máxime durante el tiempo de pandemia».
«He sido testigo de ello en mis visitas a los Bancos de Alimentos. Pueden contar siempre conmigo y con mi federación», ha subrayado doña Sofía, quien mantiene una estrecha colaboración con estas entidades, a través de su Fundación y que ha visitado ya 38 de los 54 Bancos de Alimentos de toda España para conocer su funcionamiento y necesidades.
Las cifras hablan por sí solas ya que, según ha precisado el presidente de FESBAL, Pedro Miguel Llorca, el año pasado se entregaron más de 151 millones de kilos de alimentos y se ayudó a más de 1,2 millones de personas, de las cuales más de 222.000 eran menores de entre 3 y 15 años y más de 53.000 lactantes.
Llorca ha puesto de relieve, en declaraciones a los periodistas, la «generosidad y el respaldo del donante anónimo» que confía en la «transparencia» de esta fundación en la que se garantiza que cada euro donado al banco posee un fin determinado que el donante puede conocer.
Ha valorado también el trabajo altruista de más de 3.214 voluntarios que hacen posible el desarrollo de una labor que, según ha remarcado, «no distingue de razas, religión o política», eso «no importa», porque se centra sólo en «ayudar a la persona» y en que esa «ayuda sea equitativa».
En este contexto, en el que «los precios de los alimentos se han disparado de forma brutal», Llorca ha asegurado que «toda ayuda» es necesaria y ha reconocido el «respiro» que les brinda la donación de 40 millones que la Fundación Amancio Ortega anunció la semana pasada para programas de la Federación Española de Bancos de Alimentos, Cáritas y Cruz Roja.
Y es que el «perfil» de los demandantes de ayuda ha cambiado ya que cada vez hay más personas con empleo y hogar que necesitan la ayuda de los Bancos de Alimentos, según ha señalado la secretaria general de Objetivos y Políticas de Inclusión del Gobierno, Milagros Paniagua.
Por este motivo, los Bancos de Alimentos se empeñan en adaptarse a las nuevas necesidades de la sociedad y en llevar a cabo un proceso de mejora continua con nuevas líneas de trabajo que, según han desvelado en el congreso, harán hincapié en la lucha contra el despilfarro alimentario, los cambios en el reparto de fondos europeos o la agilidad en la respuesta ante catástrofes naturales como la del volcán de La Palma.
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