(EFE). Una psiquiatra propuesta por la defensa de la autora confesa de las puñaladas que acabaron con la vida de Aintzane Pujana ha opinado que la procesada pudo actuar «movida por el temor a ser ella misma víctima de la situación», en un episodio que resulta «congruente» con el trastorno límite de la personalidad que padece.
El testimonio de esta perito de parte ha centrado la sesión del juicio con jurado que se celebra desde principios de septiembre en la Audiencia de Gipuzkoa por la muerte de Pujana, de la que están acusados tanto esta mujer como un hombre que era su pareja, quienes se enfrentan a una petición de prisión permanente revisable por parte de la Fiscalía.
La declaración de esta profesional ha consistido en la exposición del informe psiquiátrico de la enfermedad que padece la inculpada y que ha acogido la tesis exculpatoria de la defensa que le ha presentado.
Según esta versión, la mujer, autora confesa de las puñaladas que acabaron con la vida de Pujana la madrugada del 2 de enero de 2021, actuó movida por un miedo insuperable a que el otro acusado la matara a ella en caso de no cumplir sus requerimientos de matar a la víctima en el agroturismo de Aizarnazabal en el que los tres convivían.
De esta manera, la inculpada no habría tenido otra opción más que hacer lo que hizo en aquel momento y «se vio en la necesidad de agarrar el cuchillo y dejar llevar su mano para no morir ella a manos» del acusado.
Informe psiquiátrico
Una hipótesis acogida por las conclusiones del informe psiquiátrico presentado este martes ante el jurado por la citada profesional, quien ha manifestado que el «grave» trastorno mental que padece la acusada resulta «congruente con que actuara movida por el temor a ser ella misma un víctima de la situación y que no pudiera considerar las consecuencias de su actuación».
Ha aclarado en este sentido que la «libertad interna» de la procesada se encontraba «desde el punto de vista psíquico» coartada por «sus problemas emocionales» y por «el tipo de trastorno que padece».
Todo ello además en un contexto de «dificultad» para «anticipar emociones ajenas» o «poner límites a la actuación de otras personas».
La psiquiatra ha concretado que se trata de «un trastorno de especial gravedad», con un 10 % de incidencia de suicidio, que «se complica por el consumo de sustancias» y «se caracteriza por conductas evitativas, dependencia emocional muy significativa e incapacidad para apreciar las consecuencias de sus actos o para percibir adecuadamente las emociones de otros».
Ha recordado en este contexto que la encausada «había establecido una relación de dependencia» emocional con el otro inculpado y que «se mantenía en esa relación» con él «a pesar de sus experiencias previas» negativas con otros hombres y a pesar también «de que sus expectativas de abandonar la prostitución se habían frustrado».
Esta profesional ha desvelado que el inicio del trastorno de la inculpada puede establecerse en «el período perinatal» como «resultado de una experiencia grave de maltrato» previa a su adopción con tres años.
Algo que luego derivó en «una dificultad en la relación interpersonal desde la más tierna infancia» y en «una sexualización excesiva y dificultad para establecer vínculos sanos» a partir de los 12 años, edad en la que se inició además en el consumo de drogas.
Elementos emocionales
La psiquiatra ha manifestado no obstante que la procesada «no tiene un problema para conocer la realidad», aunque sí lo tiene en el momento en el que debe «ponerla en contacto con los elementos emocionales para poder planificar, comprender las consecuencias y saber cómo relacionarse con el resto de las personas».
«Ese es el lugar donde ella no puede y es un problema que arrastra desde la más tierna infancia y que tiene que ver con el tipo de desarrollo que ha hecho», ha resumido la psiquiatra, quien ha explicado que se trata de una mujer que «está en una especie de huida permanente hacia adelante».
En esta situación su «autoestima está tan destruida que todo es una arquitectura y una fantasía permanente» a través de su necesidad «de ser querida y rescatada», ha precisado esta médico quien ha desvelado que la fantasía de esta chica era ser «pretty woman», algo que «habla por sí mismo de lo infantil que es».
Ha mantenido también que la acusada se vio «atrapada en la prostitución como forma de salir adelante» y «deseando que la rescataran», además de tomar cocaína como forma de «evitar el sufrimiento» que le producía ya que «no le gustaba» hacerlo.
«Éste es el lugar donde ella vive y todos los informes señalan el riesgo de victimización que tiene», ha insistido antes de definirla como alguien «enormemente impulsiva» que carece de «un período de reflexión entre la recepción del estímulo y la conducta inmediata. Con una incapacidad absoluta de planificación».
«Su historia es un historia de supervivencia, también en este caso», ha sentenciado la psiquiatra. El juicio continuará mañana con nuevos peritos.
Deja un comentario