Segunda entrega del balance de 2018 que ha hecho la organización ecologista Eguzki para DonostiTik. En la primera trató los puntos calientes del mundo ecológico-ambiental en lo que a Donostialdea se refiere. Ahora, amplía la mirada a cuestiones más generales de todo el territorio histórico de Gipuzkoa.
Garikoitz Plazaola, portavoz de Eguzki para la ocasión, se fija en esta ocasión en la gestión de residuos, los Espacios Naturales de la Red Natura 2000, los planes de gestión de las especies protegidas, la ‘naturalización’ de los cauces fluviales, los vertidos al mar, la inclusión de los ecologistas en algunos órganos oficiales y las reivindicaciones ciudadanas.
Gestión de residuos: “en Gipuzkoa es inevitable hablar de ello”, avanza Plazaola. “Creemos que la Diputación sigue ahondando en una mala gestión de las basuras”, y cómo no, “prueba de ello es que siguen con la construcción de la incineradora”. A la vez, las políticas de reducción y reutilización (claves para generar menos residuos) son “mínimas. Por otras experiencias, vemos que sí son posibles”.
Percibe que estas últimas no se apoyan desde el ente foral “como se debería”, porque “los municipios con verdadera voluntad sí dan pasos”. De hecho, rescata como positiva la acción de varias localidades, “normalmente de pequeño tamaño”, que consiguen una notable tasa de reciclaje, por encima del 75%, e incluso del 80% en la Mancomunidad de Debagoiena (por ejemplo, en Donostia “no llega al 40%”). Los municipios más grandes “son los que están lastrando” la tasa general.
Espacios Naturales de la Red Natura 2000: “siguen sin tener una gestión mínimamente válida”. Según el colectivo ecologista, estos últimos dos o tres años años, el Gobierno Vasco ha ido aprobando los planes de las diversas Zonas Especiales de Conservación (ZEC) del territorio, “que dicen qué hacer cada año y qué presupuesto” se destina a ello, pero a su juicio la Diputación, que es la encargada de materializar lo que dicen los papeles, “no ha hecho un mínimo esfuerzo” al respecto. Es más, “dedica una ínfima cantidad” comparada con lo estipulado, y “de forma privada” les han comunicado a representantes de Eguzki “que no tienen intención” de cambiar.
Plazaola percibe un “divorcio” entre ambas instituciones, y que el Gobierno Vasco al menos hace sus tareas “porque, por ley, está obligado”. A su entender, en la Diputación sobre todo “falta voluntad” porque, cuando esta existe, “el tema del dinero, normalmente, se acaba arreglando”, aunque no se cubra el 100% del presupuesto. Es decir, “la protección del medio ambiente solo les sirve para ponerse la chapa de que son verdes en la solapa”, pero no porque de verdad crean en la causa.
Las polémicas pistas en la sierra de Aralar son, en su opinión, “otra muestra de ello”. Sin “meterse en honduras”, incide en que la Diputación tiene que ser la garante de las mejoras en los espacios naturales, o como mínimo debería de tratar de que no empeoren. Pero con los planes que tienen en Aralar conseguirá “lo contrario”, y es la propia institución “la que ha generado el problema”.
Planes de gestión de las especies protegidas: Eguzki subraya que cada una de estas variedades que han sido protegidas deben contar con un plan concreto de gestión a escala foral. En Gipuzkoa, “son solo tres las que lo tienen”, léanse la ranita meridional, el visón europeo y el desmán del Pirineo. Sin embargo, choca que otras como el cormorán moñudo, un ave marina, no disponga de dicho plan en Gipuzkoa cuando “en Bizkaia ya está hecho”, y “se supone que debería ser un plan coordinado”, ya que los animales no entienden de fronteras humanas. Eguzki dice haber reclamado esta herramienta para el cormorán o para las aves necrófagas, sin éxito.
Cauces de los ríos: aquí Plazaola quiere emitir un apunte en positivo a favor del gobierno foral: “Por el trabajo que están haciendo, y que ya venía de largo, para quitar obstáculos de ríos, presas y azudes. Hay un montón en los ríos de Gipuzkoa, y la Diputación sí está eliminándolo esos obstáculos”, una tarea que, además de las cuestiones técnicas, también implica complicación burocrática. Por ejemplo, “hay que comprobar si se están usando”, pues se pueden eliminar los que llevan un mínimo de dos años sin funcionar, si es que mantienen la concesión en vigor.
Participación ecologista en órganos oficiales: el actual gobierno gipuzkoano habla a menudo de la participación ciudadana y de “la gobernanza”, que se puede traducir por ejemplo en fomentar vías de comunicación entre las instituciones y los ciudadanos. “Nosotros, desde el punto de vista medioambiental, lo vemos pura propaganda”, porque “donde pedimos participar, se nos niega o se nos deja en la mínima expresión”.
Eguzki cita como ejemplo la Mesa de Biodiversidad, que se acordó conformar la legistlatura pasada: “A día de hoy, nunca se ha reunido. La normativa está aprobada, se ha solicitado reunirla, pero no se nos ha contestado”. Es más, Plazaola asevera que, igual que en otros casos, a escala particular “nos han dicho que no piensan convocarla”. Y sería importante para tratar, por ejemplo, cuestiones forestales como las enfermedades de los pinos.
No solo ahí, “también pedimos una representación de corte ecologista o ambientalista en la Mesa de Turismo, en la que hay veintipico sectores representados”. Sin embargo, “nos la han denegado en dos ocasiones”, y “no han alegado absolutamente ninguna razón”. Eguzki destaca que muchas de las actividades turísticas se realizan precisamente en espacios naturales (“bien que vendemos nuestro entorno natural como atractivo”), por lo que la opinión de los ecologistas también debería tener voz en el sector.
Gestión de las aguas fecales: los vertidos a ríos y mar son una faceta en la que “poco a poco se va mejorando”, opina Plazaola. La gestión está dividida en áreas con distintas instituciones responsables (Gobierno Vasco, Diputación, mancomunidades), pero en este caso “el que tiene el agujero” es el Ejecutivo autonómico, que desde hace años “no está invirtiendo el dinero que debería”, lo que genera “un retraso importante”.
El miembro de Eguzki cita como muestra de este descuido la bahía de Pasaia. “Hace 20 años ya se hablaba de que había que limpiarla”, y en 2018 “aún se sigue vertiendo a la propia bahía. No tienes más que acercarte a San Juan y verlo”. Ese caso concreto sería de responsabilidad conjunta, porque “el plan actual lo ha hecho la Diputación, pero el mayor porcentaje de la propia obra debería ponerlo el Gobierno Vasco”.
Participación ciudadana: es cierto, esas administraciones que en general tanto critica Eguzki funcionan gracias a los impuestos. Y se supone que el pueblo delega en ellas para que se encarguen de las tareas. Pero dicho pueblo puede conformarse con eso y olvidarse hasta las siguientes elecciones, o bien tratar de que su voz se escuche, en teoría para que los que deciden tomen nota.
En este aspecto, Plazaola destaca “la diversidad de las acciones en las que se participa” desde la ciudadanía: desde protestas contra las corridas de toros a las que tienen al metro de Donostialdea o la incineradora en el punto de mira, temas que, “en frío, parecen completamente distintos”. No obstante, cree que ha habido capacidad movilizadora “en todos ellos”.
Sin embargo, detecta “bastante poca voluntad” de los poderes públicos para tener en cuenta esos movimientos de sus gobernados. “Luego, las instituciones se quejan de la poca participación de la ciudadanía”, y opina Plazaola que el recelo hacia estas y los políticos procede de “ese ninguneo” que se hace “desde la Diputación o desde demasiados ayuntamientos, en mi opinión”.
¿La población apoya lo suficiente las causas de los ecologistas? La ayuda “nunca es suficiente”, valora Plazaola, pero sí cree que hay mucha participación en Gipuzkoa, a pesar de que, “al haber un desarrope por parte de las instituciones”, el contexto no ayude a ver que los esfuerzos de la gente de a pie puedan ser útiles. Pero ve meritorio logros como “presentar 10.000 firmas contra los toros, o reunir 10.000 personas en Gipuzkoa contra una incineradora…”. Desde las altas instancias, “a veces se dice que lo que pasa es que esos son todos los que están en contra, y que todos los demás están a favor. Y tampoco es eso”.
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