(Mercedes Zabaleta/EFE). La japonesa Hiromi volvió a ofrecer una demostración de poderío pianístico este viernes en un recital en el que asomó más que nunca su pasión por la música clásica durante la tercera jornada del Jazzaldia, en la que brilló también la voz rotunda y elegante de Gregory Porter.
Carismática y comunicativa, Hiromi, además de poseedora de una técnica impecable, es un espectáculo. Su gestualidad apabullante, sus toques de humor y su expresividad consiguen que lo pase tan bien el público como quienes le acompañan en el escenario y ella misma.
Esta ha sido la cuarta ocasión en la que visita el festival donostiarra. Tras su debut en 2010, cuando tocó con el cuarteto del bajista Stanley Clarck, estuvo al año siguiente con The Trio Project, en 2013 clausuró el Jazzaldia y en 2017 actuó con el arpista colombiano Admar Castañeda.
Este viernes llegó a la Plaza de la Trinidad acompañada de un cuarteto de cuerda integrado por Rakvinder Singh (violín), Shlomy Dobrinsky (violín) Meghan Cassidy (viola) y Gabriela Swallow (cello) con el que ha interpretado «Silver Linning», una obra que compuso en pandemia, según ha explicado.
Prevalecen muchas de las influencias de esta artista ecléctica, pero en «Silver Linning» se percibe con intensidad melodías y armonías que recuerdan a Rachmaninov o a los impresionistas franceses, unos compositores por los que siempre ha sentido devoción.
Momentos de profundo lirismo romántico se alternaron con pasajes de minimalismo repetitivo y, por supuesto, de jazz, mucho jazz, como columna vertebral del piano casi percutado de Hiromi.
Energía en estado durante todo el recital, sobre todo en los solos, plagados de repeticiones de notas y escalas que ejecuta con limpieza, a golpe de acentos, con un ritmo trepidante, casi eléctrico.
Los músicos del cuarteto no fueron a la zaga de la pianista con la que mostraron una simbiosis perfecta.
Hiromi ofreció además una deliciosa versión de «Blackbird» de los Beatles que el público, entregado desde el inicio del concierto, aplaudió con fuerza.
Le precedió en el escenario de la plaza de La Trinidad su compatriota Miho Hazama, que dirigió a la Musikene Summer Big Band, integrada por alumnos de la Escuela Superior de Música del País Vasco, que dieron cuenta de su profesionalidad con una selección de temas de la propia Hazama y de arreglos de canciones de Duke Ellington, Herbie Hanckok y Thelonious Monk.
En el Kursaal
La tercera jornada del Jazzaldia tuvo otro protagonista de lujo en el Kursaal: el cantante Gregory Porter que en su quinta visita a este festival donostiarra fue acogido por sus seguidores con el mismo fervor que en su debut en 2013.
«On my way to Harlem» y «If love Is Overrated» son algunos de los temas que sonaron en este recital en el que ha estuvo acompañado de Chip Crawford al piano, Emanuel Harrold a la batería, Tivon Pennicott, al saxo, Jahmal Nichols, al bajo, y Oderj Pivec, al órgano Hammond.
El músico de Sacramento (California) ofreció un repertorio de géneros y estilos diferentes, que ha bordado con ese torrente de voz que mana de su garganta con una naturalidad asombrosa.
Desde su amplísima tesitura emocionó con «Liquid Spirit», versionó «My Girl» y «Papa Was A Rollin Stone» de The Temptations e interpretó una amplia «Musical Genocide» desde su manera del entender el jazz, suave y eterno, sin estridencias, contenido, pero lleno de fuerza.
Parecía que era el final pero el público pedía más y Porter volvió al escenario para cantar «Quizás, quizás, quizás!», de su admirado Nat King Cole, para cerrar definitivamente la velada con «No Love Dyngs».
Premio Donostiako Jazzaldia
Además, este viernes, el etíope Mulatu Astatke se convirtió en el primer músico africano en recibir el premio Donostiako Jazzaldia que concede el Festival a grandes nombres del género.
Lo recobió de manos del director del Jazzaldia, Miguel Martín, como un galardón «a toda África», a la contribución que la cultura de ese continente hace a la del resto del mundo.
«La cultura africana ha impregnado el mundo con su saber, no sólo en términos musicales, sino en muchas otras disciplinas artísticas como la danza. Y por ello aprecio tanto este premio que me ofrecen hoy», subrayó el padre del ethio-jazz, que fue uno de los protagonistas de la noche del jueves en el escenario de la playa de la Zurriola .
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