En Euskadi el 9% de los hombres y el 17% de las mujeres padecen síntomas de depresión o ansiedad, un mal creciente que a día de hoy es el principal motivo de discapacidad en el mundo. La asociación gipuzkoana de familiares y personas con problemas de salud mental (Agifes) ha lanzado una campaña ‘Tu relación más complicada’, que anima a buscar apoyo. La psicóloga de Agifes Nekane Azuabarrena conversa con DonostiTik sobre el tema.
¿Cómo se puede prevenir la depresión desde la niñez?, ¿es posible?
Es importante enseñar a los niños a no tenerlo todo en la vida, a frustrarse, a asumir pérdidas y a aceptar la tristeza como una emoción más que es parte de la vida.
¿Qué consejos dan para las personas que conviven con quienes padecen una depresión?, ¿cómo se puede ayudar?
La mejor manera de ayudar a una persona con depresión es estar a su lado y no juzgar ni criticar conductas que, aunque no compartamos, tenemos que entender. Prestarle nuestra ayuda y acompañarle si lo necesita, pero no decidir por ella.
Durante mucho tiempo se relacionó la depresión con la ‘comodidad’ de determinada clase social. Sin embargo también se relaciona la depresión con la crisis económica. Parecen cuestiones contradictorias y sin embargo son imágenes que persisten.
La depresión no entiende de clases sociales, personas de todos los orígenes socioeconómicos pueden desarrollarla. Ahora bien, es cierto que según los resultados de la última encuesta para conocer el estado de salud de los vascos, la pobreza triplica la posibilidad de desarrollarla, lo cual no quiere decir que sea exclusiva de este perfil de población.
Al mismo tiempo, las variaciones culturales también tienen efecto en la incidencia de la depresión. Las depresiones abundan, entre otras muchas razones, por intolerancia a la tristeza y a la frustración, por la debilidad y fatiga causadas por el estrés, por el aumento de la competencia o por la exigencia social de triunfar.
¿Ha cambiado el paciente ‘tipo’ de la depresión o en realidad no lo ha habido nunca?
En realidad no hay un perfil concreto ni creemos que lo haya habido nunca, tampoco se ve determinado por la clase social ni obedece a una causa concreta. Lo que ocurre es que se ha utilizado de una manera muy generalizada para denominar la tristeza, que como experiencia es universal.
¿Qué produce la depresión?, ¿es química pura?, u otros motivos pesan más.
La depresión es un estado clínico dominado por síntomas psicológicos como el ánimo triste, la culpa, el desinterés, la anestesia afectiva, el cansancio, la impotencia, la infravaloración, el pesimismo, los reproches a uno mismo o las ideas de autodestrucción. Al mismo tiempo, estos pensamientos van acompañados de otros síntomas de orden más físico como el insomnio o somatizaciones de distinto tipo.
En parte tiene que ver con una predisposición de estructura de personalidad y, por tanto, con la manera de afrontar las pérdidas y las dificultades de la vida. Sin embargo, ni es meramente genética ni se resuelve sólo con medicación.
Una persona sospecha que empieza a padecer depresión, ¿qué debe hacer?, me refiero a una persona gipuzkoana con los sistemas de salud y de protección social que tenemos aquí.
Básicamente pedir ayuda. Hoy en día nuestro sistema socio-sanitario tiene conocimientos y medios para poder apoyar un proceso depresivo. Es importante hablarlo, aceptarlo e intentar apoyarse en personas que le ayuden a modificar pensamientos y conductas destructivas, a aceptar las perdidas y realizar cambios vitales positivos.
¿Se ha avanzado poco en lo que se refiere al estigma?, da la sensación de que hay más personas que cuentan con naturalidad el problema que padecen y son entendidas en sus grupos y familias.
Se ha avanzado, sí, y mucho. Normalizar un trastorno mental y asumir que nos puede pasar a cualquiera a lo largo de nuestra vida es importante. Las campañas como esta han ayudado mucho y también que personajes públicos den el paso de contarlo y transmitan mensajes positivos en cuanto a la recuperación.
El problema es que se normalizan diagnósticos como la depresión, pero cuesta hacerlo con otros como los trastornos de personalidad o la esquizofrenia.
Teniendo en cuenta que es un problema de salud pública, ¿deberían estar las instituciones más volcadas?, ¿qué pide Agifes en este sentido para que quienes padecen la depresión estén más apoyados?
Vista la magnitud del problema, que afecta a más de dos millones de personas en el Estado y que, a nivel mundial, ha aumentado un 18,4% de 2005 a 2015, creemos que resulta muy importante implicarnos de lleno en este tema, tanto desde las asociaciones de salud mental como desde las instituciones, sanidad pública, centros escolares y demás ámbitos sociales.
Entre todos deberíamos trabajar en la concienciación social, en transmitir que se trata de un problema serio que precisa de ayuda profesional, en eliminar el estigma que provoca que las personas afectadas oculten que sufren una depresión o que provoca que no busquen apoyo… Al mismo tiempo tendríamos que ofrecer ayuda psicológica a estas personas y trabajar en la prevención, empezando desde edades tempranas, ya que es un trastorno que también afecta a adolescentes y a jóvenes.
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