La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha mostrado su preocupación por la posibilidad de que el Ayuntamiento lleve a cabo medidas de control de gaviotas. Una población que estudia desde 2005. Y su conclusión es clara: «La población de gaviotas en Gipuzkoa no está aumentando, sino que está estabilizada, incluso en ligero descenso desde hace ya algunos años. En este contexto no puede decirse que ahora haya más gaviotas que hace 5 o 10 años». A la vez Aranzadi desaconseja la potencial captura y sacrificio de ejemplares.
«Ante el cierre de vertederos en el territorio», expresa Aranzadi en un comunicado, «las gaviotas están adaptando sus estrategias de alimentación. Algunos ejemplares (una minoría del total de la población) han aprendido a buscar alimento en la ciudad, lo cual incluye las playas».
En este punto Aranzadi considera que la presencia de gaviotas en las playas, sobre todo en verano, se debe a que los usuarios de estas playas dejan al final del día una gran cantidad de comida disponible, bien por descuido o intencionadamente («existe evidencia de que hay personas que dan de comer a las gaviotas»).
«Para evitar la presencia de gaviotas en las playas, es fundamental apelar a la responsabilidad de los usuarios de las playas», insiste Aranzadi, «promoviendo medidas para informar y concienciar sobre la necesidad de NO alimentar a las gaviotas. Igualmente, es necesario que las papeleras que se ponen a disposición de los usuarios en las playas estén diseñadas de tal modo que las gaviotas no puedan acceder a su contenido».
La potencial captura y sacrificio de ejemplares en las playas u otros entornos urbanos no tendría un efecto notable en la presencia de gaviotas en las playas, al menos no a largo plazo. La eliminación de unas gaviotas sería sustituida por gaviotas nuevas, según informan los estudiosos. «Además no hemos de obviar que la costa vasca es un corredor migratorio de primera magnitud. Muchas de las gaviotas que frecuentan nuestras playas en verano no son locales, sino que son aves de paso que están en la ciudad unos pocos días, a veces unas pocas horas. Es imposible controlar todo este flujo migratorio con sesiones de captura y descaste».
También desaconseja Aranzadi la intervención en colonias de cría. «Experiencias similares en otras zonas han resultado en la dispersión de las aves desde los lugares naturales donde crían a núcleos urbanos con la consiguiente aparición de molestias y conflicto social. Asimismo otras medidas como podría ser la intervención en el éxito reproductor podría potenciar efectos indeseados como un aumento artificial de la productividad y supervivencia juvenil (al eliminar competencia intraespecífica de forma artificial)».
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