(EFE). El fallecimiento de la anciana presuntamente asesinada por su cuidadora en Zumaia (Gipuzkoa) el 21 de noviembre de 2020 resultó sospechoso a la primera pareja de ertzainas que llegó al piso, a los que les resultó «muy extraño» la cantidad de sangre que había «en muchos lugares de la casa».
«Había sangre en el suelo, en la pared, en el baño, en la cama, en la cocina. Nos pareció todo muy extraño y empezamos a sospechar y a hacer preguntas», ha explicado uno de los dos patrulleros que llegaron aquella noche a la vivienda de la anciana, de cuya muerte está acusada su cuidadora, para quien la Fiscalía de Gipuzkoa reclama 22 años de cárcel.
Este agente, uno de los seis que ha testificado en la tercera jornada del juicio con jurado que se sigue por estos hechos desde el pasado viernes en la Audiencia de Gipuzkoa, ha recordado que algunas de las explicaciones que en un primer momento dio la acusada respecto a las circunstancias de la muerte «no concordaban», porque les aseguró que tras escuchar un «golpe» acudió a la habitación de la víctima que estaba sangrando, si bien en el lado izquierdo en el que estaba situada la anciana no había sangre.
También le resultó «extraño» que la cuidadora hubiera quitado la camiseta a la anciana por los «problemas de corazón» que padecía, pero no refiriera haberle hecho «maniobras» de reanimación, algo que la acusada sí aseguró haber realizado en su declaración del pasado lunes ante el jurado.
Limpiar la sangre
Igualmente, a este agente le sorprendió que la procesada no alertara inmediatamente a los servicios médicos de emergencia y por el contrario se pusiera a limpiar la sangre, antes de avisar luego a la hija de la fallecida.
Este policía ha señalado que, al preguntarle sobre este modo de proceder, la inculpada respondió que se había puesto «nerviosa» y comenzó a «limpiar todo», aunque paradójicamente su actitud con posterioridad a los hechos era «demasiado tranquila», pues «estaba como si no hubiera pasado nada», ha indicado el ertzaina, quien también vio igualmente «tranquila» a la hija de la fallecida.
Otro agente ha precisado que, cuando acudió al domicilio el médico, éste no quiso certificar que se tratara de una muerte «natural», algo que a él no le sorprendió «con lo que estaba viendo» en aquel domicilio donde «llamaba la atención» la «abundante» sangre que había por todo el piso y que la fallecida tenía «traumatismos» por todo el cuerpo, aunque el más «evidente» lo presentaba en la cara.
Este policía también ha declarado que le sorprendió la ausencia de sangre en el lado izquierdo de la cama, a pesar de que era hacia el que se encontraba girada la víctima, que presentaba el golpe en el lado derecho del rostro.
Piel de papel
Otro de los agentes que han testificado hoy ha explicado que, al tomar declaración a miembros de los servicios médicos que atendían habitualmente a la anciana, éstos le refirieron que padecía una dolencia denominada «piel de papel» que hacía que sangrara con «facilidad» y «en abundancia», además de que se encontraba en «fase terminal» por lo que llegaron a plantearse la posibilidad de «sedarla» dado que su fallecimiento resultaba «inminente».
Un compañero de este policía ha señalado, a preguntas de la defensa, que el hecho de que un fallecimiento sea violento no quiere decir que sea resultado de un delito, porque también se producen muertes de tipo accidental.
Está previsto que el juicio se reanude este miércoles con la declaración de dos nuevos ertzainas y la comparecencia de los médicos forenses que hicieron la autopsia y que, según refirió el fiscal en la primera jornada del juicio, resultarán «claves» en esta vista.
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