(EFE). Unas manchas de barro en las rodillas del pantalón vaquero que vestía un joven resultaron determinantes para su identificación como presunto autor de una agresión sexual denunciada por una adolescente en 2019 en el barrio donostiarra de Egia, cuyo juicio tiene lugar entre hoy y mañana en la Audiencia de Gipuzkoa.
El procesado se enfrenta a una petición de pena de seis años y medio de cárcel por parte de la Fiscalía, aunque la acusación particular que ejerce la víctima eleva su solicitud hasta los siete años y medio de reclusión.
Según la versión del Ministerio Fiscal, los hechos ocurrieron sobre las 22 horas del 7 de enero de 2019, cuando la menor, que por aquel entonces tenía 15 años, estaba sentada en un banco de un parque y el inculpado, a quien había conocido unos minutos antes en el tren, se le aproximó y presuntamente le tocó los pechos por encima de la ropa, aunque la chica lo apartó y le advirtió de que «no quería nada con él».
La joven intentó zafarse de su agresor pero el hombre la agarró, la tiró al suelo y se colocó sobre ella, instante en el que la víctima «comenzó a gritar», pero el inculpado le puso la mano en la boca y le dijo que se callara.
Como la joven seguía gritando, presuntamente «la agarró del cuello con los dos brazos», de forma que la chica empezó a sentir «sensación de ahogo», hasta que logró apartar al hombre, quien no obstante continuó sobre la menor y supuestamente «llegó a ponerle la mano en la zona genital», aunque finalmente la chica logró huir.
En la primera sesión de la vista oral por estos hechos celebrada este martes, los periodistas no han podido seguir la declaración de la víctima, que ha tenido lugar a puerta cerrada por su condición de menor de edad.
No obstante, los testimonios ofrecidos después por los agentes de la Policía Municipal de San Sebastián que participaron en la detención de su presunto agresor han puesto de relieve la importancia de la detallada descripción física que ofreció la chica para la captura el sospechoso.
De esta manera la menor, que había coincidido poco antes con su agresor en el tren donde habían charlado aunque no se conocían previamente, dijo a los agentes que se trataba de un chico «de origen magrebí», de entre 20 y 30 años, delgado, de 1,80 metros aproximadamente, con bigote y perilla, que vestía un plumífero «azul marino», una mochila cuadrada de color verde y zapatillas blancas.
Pero además la víctima aportó otro dato revelador ya que, según describió, el pantalón vaquero que llevaba debía «tener las rodillas manchadas de barro» porque se las había ensuciado cuando él la tiró al suelo.
Los agentes han relatado que con esta descripción iniciaron la búsqueda del sospechoso, quien fue localizado poco después por una patrulla de paisano cuando se disponía a pernoctar debajo de un puente cercano y cuya apariencia «coincidía plenamente» con la facilitada por la joven, además de tener «las rodillas manchadas de barro», al igual que sus zapatillas.
El acusado ha negado haber agredido a la adolescente y ha ofrecido una versión totalmente opuesta, según la cual, ambos entablaron conversación durante el viaje en tren desde Hernani y al bajar en la parada de Ategorrieta ella le dijo que fueran a un parque que conocía donde intentó acercarse a él, y tras conversar sobre asuntos «personales», ella le comentó que quería «conocerlo» porque quería tener una «relación» con él, pero él no quería «nada» y se marchó de allí.
El hombre ha explicado que no sabía la edad de la chica, si bien ella le comentó que tenía 22 años y, al ser preguntado sobre las manchas de barro de su pantalón, las ha justificado por la suciedad del lugar en el que pernoctaba al aire libre.
La madre de la chica ha indicado, por su parte, que supo lo que le había ocurrido a su hija cuando ésta le llamó, muy nerviosa y llorando, desde un móvil que le prestaron unas personas que la auxiliaron cuando logró escapar de su presunto agresor y a las que se acercó mientras paseaban a sus mascotas en el parque.
Está previsto que la vista continúe mañana con la declaración de nuevos testigos y peritos, tras lo que las partes emitirán sus conclusiones definitivas antes de presentar sus informes finales y que el juicio quede visto para sentencia.
Deja un comentario