Llegó pasado el mediodía y en pleno chaparrón, pero Ethan Hawke hizo gala de cortesía y pertrechado con un paraguas, después de darle la mano calurosamente al director del Zinemaldia José Luis Rebordinos en la entrada del hotel, retrocedió y saludó a los fans y ‘caza autógrafos’. Sin prisas y atendiendo a las peticiones de los fotógrafos. Como un señor. El Premio Donostia de este año ha llegado, desde luego, cómodo, tranquilo, y frente a la puerta del María Cristina, como si fuera un decorado, puede verse el cartelón enorme de la película cuyo rodaje impidió que pudiera venir el pasado año, ‘Los siete magníficos’. Hawke, que pese a su toque juvenil lleva tres décadas dedicado al cine y también ha ejercido de guionista, será la versión masculina de un Premio Donostia que este año se llevará también la actriz Sigourney Weaver. El festival y los donostiarras, desde luego, los reciben con los brazos abiertos. Como si no hubiera lluvia.
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