En los tiempos del confinamiento en los que la comunicación y las redes de ayuda han sido esenciales para todos, hay personas que han tenido más dificultades que el común de la población. Este es el caso de las personas sordas. Coincidiendo con el Día Nacional de la Lengua de Signos, que se celebra hoy, Donostitik habla con Nagore Alfaro, tesorera de la Asociación de Personas Sordas en Gipuzkoa. Había actividades previstas para este día, pero todas han sido canceladas por la crisis sanitaria, igual que las actividades de este verano «a nivel grupal o de talleres colectivos y visitas».
Durante el confinamiento la asociación creó una red de voluntariado para ayudar a personas mayores del colectivo y entre las actividades ‘signaban’ con ellos (así se dice) para paliar la incomunicación y soledad que sufrían.
«Gracias a este movimiento voluntario hemos acompañado y atendido a personas sordas necesitadas, que además estaban aisladas, sin entender bien en ocasiones lo que sucedía por la falta de información, inaccesible para personas sordas en muchos medios». El balance de esta red de voluntariado ha sido muy positivo, «estamos muy contentos y satisfechos», asegura Alfaro.
La asociación, que cuenta con 169 socios, ofrece un espacio de encuentro para todas las personas sordas u oyentes que «sientan curiosidad por saber de este colectivo o que tenga dificultades y considere que podemos ayudar».
Y es que la comunicación es una barrera tremenda para las personas sordas, tal y como nos recuerdan. «En nuestra vida, trabajo, gestiones, incluso con la familia tenemos que hacer frente a las barreras de comunicación, sin embargo, en la Asociación todo es signado». Organizan actividades accesibles tanto para personas sordas como oyentes y además cuentan con programas de sensibilización, «defendemos y perseguimos nuestros derechos para una sociedad inclusiva».
Alfaro hizo para DonostiTik un repaso de los problemas a los que se enfrentan en el día a día. «Un aviso a la sanidad, que atiende telefónicamente, es inviable para nosotros. Igual que llamar al técnico cuando tienes problemas con la línea de teléfono…». Y sin olvidar las actividades de ocio y tiempo libre: «en los cines y teatros falta mucho camino por recorrer para que sean accesibles. Ya el subtitulado en ocasiones deja que desear».
De los organismos públicos recalca que «no son nada accesibles». «Cuando tenemos que acudir al médico, solicitamos el intérprete, nos confirman si es posible o no, y si no es posible, intentamos anular la cita. Por vía teléfonica, claro».
En el ámbito de la justicia los problemas son otros. «Ellos gestionan el servicio de intérprete, pero claro, don dinero entra en juego y se lleva el servicio de intérprete aquella empresa que tira precios y muchas veces la consecuencia es que cuando vamos al juzgado nos encontramos a personas no cualificadas».
Desde pequeños los niños sordos se encuentran con la dificultad de la comunicación y la entidad Aransgi les proporciona una atención, tanto a ellos como a las familias para dar respuesta a las necesidades educativas de estos pequeños.
«Creemos que sí se debería incluir la lengua de signos en la enseñanza de los centros escolares, al igual que el inglés, francés o euskera», asegura Alfaro. Quien también manifiesta que es el propio colectivo de afectados el que debe luchar por defender sus derechos. Reconoce que sería un sueño que todos supiesen lengua de signos: «nos sentiríamos incluidos en la sociedad y eso sería positivo».
Para descubrir el origen de la lengua de signos que hoy se celebra hay que remontarse hasta el siglo XVIII para conocer al «padre de los sordos», el Abad L’Épée. Él fue quien fundó la Institution Nationale des Sourds-Muets en París, hasta donde numerosos intelectuales europeos se acercaban para ver los métodos de enseñanza del Abad y posteriormente reproducirlos en sus países.
Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, las acciones formativas son cada vez más accesibles. «Nosotros, por ejemplo, damos las vídeo conferencias signadas. La tecnología nos favorece pero debemos realizar acciones formativas accesibles para que los miembros mayores de nuestra comunidad también reciban esa información».
En un día como el de hoy, Día Nacional de la Lengua de Signos, merece la pena mirar hacia este colectivo silencioso. «Somos conscientes que nuestra discapacidad es invisible hasta que nos ven signar», explica Alfaro. Y ya es hora de darles luz.
Deja un comentario