Fuera de concurso y como representante eminentemente local, tanto por su temática como por sus autores, el Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia presentó el miércoles el documental ‘Matxitxako’ en el Victoria Eugenia. Lo hizo en un ambiente entre amigos, que es la ventaja de jugar en casa, y en un teatro lleno.
No es de extrañar. ‘Matxitxako’ llega con el espaldarazo de Kutxa Fundazioa, del Ayuntamiento donostiarra y tras nutrirse del sistema META! de la Diputación (‘matchfunding’ sobradamente conocido por los creadores gipuzkoanos). La propia periodista Begoña del Teso, encargada de la presentación, comentó entre risas que el público había ido para ver en qué se había invertido su dinero.
El documental dirigido por Jesús Lacorte parte del intenso trabajo que el ya fallecido Juan Pardo desarrolló acerca de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi y en concreto sobre la batalla de Matxitxako, un capítulo esencial y maravilloso de la historia de los vascos que merece ser más narrado.
‘Matxitxako’ es la historia de David contra Goliat pero sin final feliz. Y el documental está a la altura de la gesta acontecida hace ya 85 años.
La Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi contaba solo con marinos voluntarios y con barcos bacaladeros, pero el valor de los primeros sirvió para hacer pasar malos tragos a la flota franquista, con barcos mejores y militares al frente.
El hito fue la desigual batalla del Cabo de Matxitxako el 5 de marzo del 37 con un resultado 40 muertos. Y es que el crucero Canarias era mucho barco para los pequeños bous Gipuzkoa, Donostia, Nabarra y Bizkaia, que debían proteger y escoltar al buque Galdames.
El Nabarra fue el último en caer y su capitán y algunos tripulantes decidieron hundirse en el barco. «Prefiero morir en el mar a que me maten en tierra», es la frase que se le atribuye al capitán.
Para los 20 supervivientes capturados las vicisitudes continuaron en tierra, ya que fueron encarcelados en Ondarreta y condenados a muerte. Meses después el capitán gipuzkoano Manuel Calderón intercedería por ellos ante Franco con insistencia hasta que logró salvarles la vida, los sacó de Ondarreta y se los llevó a comer. Literal. En otro capítulo de esta historia increíble.
El documental cuenta con la hija del estudioso Juan Pardo, la diseñadora de moda Oihane Pardo, como elemento conductor entre los archivos que dejó el experto y las voces de los descendientes de los gudaris. En la película incluso aparece un superviviente de la batalla, Juan Azkarate, cercano ya a los cien años, y cuyos biznietos acudieron al teatro este miércoles y estaban emocionados. También lo estaban muchos espectadores.
El director Jesús Lacorte ha contado que originalmente pensó hacer un corto, pero el material se le disparaba y se puso a trabajar sin guión prestablecido hasta que se animó a darle al proyecto la duración que merece.
Dividido en tres capítulos, la película de Lacorte se hace con el público principalmente a base de una buena historia, de testimonios, de imágenes de la costa vasca, de unas animaciones muy efectivas y de una banda sonora muy potente.
De hecho la música es sumamente importante y también hace las veces de hilo conductor. Es de Serrulla e incluye una canción de Sara Zozaya. Y la animación es un trabajo magnífico de Kote Camacho que aporta mucho carácter.
Más sobre el festival: ‘Cuando la especulación arrasa con barrios enteros: Les Insulaires’
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