El edificio siempre ha existido, al menos desde la construcción de la fábrica de pan y pasteles Rich levantada en el paseo Txingurri de Herrera por el ingeniero Manuel Odriozola en 1960. Pero un tuit reciente del músico indie-pop donostiarra Giorgio Bassmatti ha vuelto a sacar a la luz esta construcción tan singular que se corona con una casa sobre el tejado de los silos de hormigón. ¿Qué pinta esa casa ahí arriba? ¿Vive alguien dentro? ¿Se puede subir?
En enero del año pasado derribaron las cuatro plantas de la fábrica de ladrillo vista, dejando al descubierto un amplio solar que, a día de hoy, continúa vacío. Los grandes silos de harina, de aires brutalistas, se mantuvieron en pie. A la espera de la decisión que finalmente tome el ayuntamiento con el uso del espacio, varias furgonetas de Otaegui descansan en un rincón. La conocida pastelería donostiarra cuenta con su obrador, precisamente, en el inmueble de color blanco pegado a los silos. Una vecina que pasea por el barrio afirma que el descampado es aprovechado ahora por “unos chavalitos que por la tarde hacen judo”.
“Todo esto pertenecía a Rich”, dice un hombre acompañado de otro mientras fuma un cigarro en las escaleras de acceso de las oficinas en las que trabaja, justo en el otro lado. “Lo único que no ha cambiado son los silos”, tapiados para evitar su entrada a varias personas que, según la versión de los oficinistas, vivían en la casita de la cima hasta que recientemente fueron desalojados por la policía. “Los silos están huecos: lo podías ver a través de unas rejillas que ahora están tapadas”, cuentan. ¿Teníais relación con los okupas? “No, pero alguna vez se ha caído algún objeto de arriba” y ha terminado impactando contra alguno de los vehículos estacionados. “Venía la policía y daba parte de lo sucedido”, aseguran.
Un extenso Informe de 99 páginas de 2017 sobre el Patrimonio industrial de Donostia analiza la situación de los edificios de “carácter industrial” anteriores a 1965. Redactado por las arquitectas Teresa Meana y María Senderos, en la página 64 se describe el proyecto de Rich que en su momento ocupaba los números 19 y 21 de la calle. “El conjunto consta de un edificio para fábrica de harinas y un edificio para panadería. Entre ambos edificios queda un espacio libre en forma de patio para facilitar el movimiento de materiales y vehículos”.
Sobre los silos de trigo, de 19,85 metros de altura, afirman que están “formados por 16 células octogonales con una capacidad total de 2000 toneladas”. En el documento se recomienda la “conservación” de un conjunto “singular y poco común en San Sebastián” que para esta pareja de arquitectas es “uno de los últimos edificios con interés ubicados en esta zona industrial”. Finalmente, la demolición de uno de los inmuebles en los primeros días de 2020 dio al traste con el consejo de las expertas.
Las vallas que rodean el solar bailan con el viento, mientras una lona blanquiazul se arrastra por el suelo. El sirimiri ha debido espantar a los deportistas de yudo, que no han aparecido. A los pies de un lateral de los silos, la pared está tapiada y no se ve nada de lo que hay dentro. La torre eléctrica está desactivada. Una de las dos ventanas de la casita de la cima está rota, debe estar salpicando el interior. La zona, que ha vivido tiempos mejores, es un heterogéneo conglomerado de empresas donde conviven carrocerías, talleres, viviendas particulares, la agencia de publicidad Dimensión, una radio “limpia y diferente” llamada RKM, el rastro Remar y hasta una iglesia evangelista.
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