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Tribunales

La defensa pide absolver al presunto violador de Beasain por un defecto formal

Giro inesperado en la última sesión del juicio contra el procesado que confesó ya en la primera sesión de la vista oral, consciente de que los restos de semen y sus huellas dactilares en la vivienda de la víctima le incriminan

(EFE). El juicio contra el acusado confeso de violar a una joven en Beasain en 2019, al que se atribuyen otros cinco delitos de índole sexual ocurridos en Gipuzkoa desde 2012, ha vivido un giro inesperado en su última sesión al solicitar la defensa su libre absolución amparándose en un supuesto fallo de forma en los escritos de acusación.

Los hechos, que se han enjuiciado desde el pasado 24 de enero hasta hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, ocurrieron pasadas las 2 horas del 13 de julio de 2019, cuando la chica, que por entonces tenía 19 años, se disponía a salir de su vivienda para ir a la panadería en la que trabajaba y fue abordada en el rellano de la escalera por un hombre vestido de negro que la introdujo en el interior del piso, la anestesió con cloroformo y la violó.

El procesado, de nacionalidad rumana al igual que la víctima y que entonces tenía 35 años, ya había confesado la semana pasada en la primera sesión de la vista oral, consciente de que los restos de semen encontrados en la víctima y el hallazgo de sus huellas dactilares en la vivienda, entre otras pruebas, le incriminaban, si bien aclaró que él no recordaba nada porque estaba bajo los efectos de las drogas y el alcohol.

«No me acuerdo, pero confieso. ¡Qué puedo decir!», señaló entonces el inculpado, cuyo defensor ha sorprendido este martes a la sala al reclamar la libre absolución de su patrocinado por un supuesto defecto de forma en los escritos de la Fiscalía, la acusación particular y la acción popular que reclaman 24 años de cárcel pero que, según ha señalado este letrado, no hacen una atribución directa de los hechos al acusado.

En ellos no se dice que el inculpado penetró a la víctima ni que tuvo un «acceso carnal», ni siquiera que la privó de libertad ni durante cuanto tiempo, ha insistido este letrado quien considera que «no se ha construido una acusación en forma» contra su cliente.

Ha recordado además que si en los escritos de acusación no hay una «atribución de hechos» directa al acusado no es posible dictar una sentencia en su contra.

«No es un fuego de artificio», ha advertido el letrado, antes de recordar que «el cauce fáctico» en un proceso judicial lo marcan los escritos de acusación, algo que, a su entender, no se ha producido en este asunto.

No obstante, para el supuesto de que finalmente el tribunal entienda que su defendido sí es culpable, ha demandado que sea condenado como autor de un delito de agresión sexual en su modalidad básica, penado con seis años de cárcel, aunque rebajados en «uno o dos grados» por una eximente incompleta de haber cometido los hechos en una situación de alteración psíquica por el consumo de drogas y alcohol.

Por su parte la Fiscalía ha asegurado que durante el juicio se ha quedado «sobradamente» acreditada la autoría de los hechos por parte del procesado, del que ha dicho que actuó de la manera más «favorable» para sus intereses y de forma «premeditada» y «violenta», aprovechando que sabía que aquella noche su víctima no sólo se encontraba sola en su casa, sino también en Beasain pues sus hermanos estaban de vacaciones.

La fiscal ha indicado asimismo que las pruebas practicadas en la vista oral demuestran que la chica también fue violada analmente, mientras que por el contrario no existen evidencias «fehacientes» de que el inculpado hubiera consumido alcohol o drogas aquella noche.

En esta misma línea, la acusación particular que ejerce la víctima, ha recalcado que la agresión sexual se produjo con una violencia «brutal» y de una forma «perfectamente premeditada», al tiempo que ha incidido en las lesiones que sufrió la chica y que dejaron profundamente «impresionados» a los compañeros de trabajo que acudieron a su domicilio a auxiliarla y a un policía que también estuvo en el domicilio.

Asimismo ha destacado las secuelas psicológicas que aún padece esta chica que le impiden salir de casa con normalidad y que también sufre alteraciones del sueño.

La acción particular, que desempeña la asociación Clara Campoamor ha hecho hincapié en lo «brutal» de la agresión, ha recalcado que el hombre «sabe y recuerda» lo que hizo y se ha preguntado como es posible que el inculpado condujera aquella noche desde Usurbil hasta Beasain sin sufrir ningún percance si, como dice, había consumido drogas y alcohol.

En el uso de su derecho a decir la última palabra, el procesado, cuya defensa da descartado que sea una suerte de «ninja» ni un «villano perfecto», ha vuelto a pedir «perdón» por lo sucedido y se ha mostrado «arrepentido» y dispuesto a compensar a la víctima «hasta el último céntimo».


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