(EFE). El gasto medio en energía en Gipuzkoa se ha reducido entre 2018 y 2020 un 4,5 % al pasar de 1.227 euros a 1.171, pero el número de hogares que incurre en un gasto excesivo en relación a sus ingresos ha pasado del 12,7 % al 15,1 % (6.300) debido al impacto de la covid-19 en las economías más vulnerables.
Estas son algunas de las conclusiones del Estudio sobre la Pobreza energética de Gipuzkoa presentado este viernes por el diputado foral de Medio a Ambiente y Obras Públicas, José Ignacio Asensio, y la directora de Medio Ambiente, Mónica Pedreira, que revela que Gipuzkoa ha tenido una evolución «algo desfavorable» respecto a 2017 en tres de los cuatro indicadores analizados.
La investigación analiza dos indicadores sobre el consumo objetivo de las familias y otros dos sobre las percepciones.
En el primer apartado se incluye el «gasto excesivo» en relación a los ingresos por el que se considera un hogar en situación de pobreza energética si su esfuerzo para afrontar las facturas de la energía supera del doble de la media del territorio.
En 2020 el 15,1 % de los hogares guipuzcoanos estaba en esta situación, los que equivale a 43.700 hogares y unas 105.300 personas, un porcentaje superior al del resto del País Vasco (13,3 %), pero similar a la media nacional (15,0 %).
En los dos últimos años esta tasa ha aumentado en 2,4 puntos porcentuales lo que supone un incremento de 6.300 hogares.
Alrededor de 18.100 hogares (6,2 %) registraron en 2020 un consumo de energía «inusualmente bajo», que afecta a las familias que reducen el consumo porque no pueden pagarlo, aunque el 30 % de los hogares incluidos en este capítulo son de rentas relativamente elevadas y la reducción se explica por una mejor eficiencia energética, entre otros factores.
El estudio revela que el 3,1 % de los hogares (9.200) declaró haber tenido dificultades en los últimos 12 meses en el pago de las facturas, frente al 0,9 de 2018, un incremento atribuido también al impacto de la pandemia en las economías domésticas en 2020.
La percepción de los hogares que no han podido mantener la vivienda a una temperatura adecuada es el único de los cuatro indicadores analizados que mejora ya que ha pasado del 9,4 % al 7,8 %, un porcentaje que evidencia que los habitantes de 22.839 viviendas reconocieron haber pasado frío.
El estudio refleja que las repercusiones económicas y su traducción en el consumo energético «no han sido iguales» para todas las capas de la sociedad y han afectado en mayor manera en los hogares con menores ingresos, ha señalado Asensio.
Ante esta situación ha remarcado la necesidad de llevar a cabo una «verdadera transición energética justa, inclusiva y asequible», para combatir las necesidades de los sectores más desfavorecidos.
Ha recordado que la institución foral lleva a cabo acciones como las «comunidades energéticas» que existen en ocho municipios, con las que se benefician 2.500 hogares y pequeños comercios con ahorros de entre un 20 y un 30 %.
Algunas de estas iniciativas, como la de Zumarraga, tienen previsto reservar un número de placas destinadas a cubrir las necesidades de las personas más vulnerables.
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