La Fundación Emaús hizo público estos días que «el mercado de segunda mano está en auge y sus efectos se dejan sentir en Gipuzkoa. El año pasado vendimos 157.840 prendas, una cifra que representa un aumento del 22% respecto a 2019«. Esto supone, calcula Emaús, evitar el envío a la atmósfera de 985.517 kg de CO2 y el consumo de 769.134.974 litros de agua.
La segunda mano, además, está especialmente presente en internet. Y cabe destacar que entre el 15,9% y el 22,6% de la juventud vasca de entre 18 y 30 años compra online artículos de segunda mano (de todo tipo) según el estudio ‘El comercio vasco ante el desafío de captar a las nuevas generaciones de consumidores’ que hizo público ayer el Observatorio Vasco del Comercio, Enfokamer, dependiente del Gobierno vasco.
En el citado estudio queda reflejado, también, que la juventud vasca manifiesta tener muy presente el impacto que la producción de los artículos que compra tiene en el medio ambiente: el 40,8% valora este hecho en el momento de comprar. Y en consonancia con estos datos cuatro de cada diez jóvenes afirman estar dispuestos a pagar más por un producto sostenible.
Prejuicios rotos
Indudablemente la venta de artículos de segunda mano y la preocupación del medio ambiente van de la mano y eso contribuye a derribar prejuicios.
Una iniciativa que lleva tiempo desarrollándose en San Sebastián es el DonostiaTruk, el mercado de segunda mano que se celebra el tercer sábado de cada mes en la plaza Easo de 10 a 14 horas. Salvo que la lluvia no lo permita. La próxima cita será el 22 de este mes. Y los interesados pueden acudir al DonostiaTruk a comprar, claro, pero también a vender.
Según hizo público recientemente la cadena SER Joan Carles Montes, portavoz de la fundación Humana, ilustra esta realidad asegurando que «la ropa de segunda mano no está de moda, sino que es una tendencia que ha llegado para quedarse», y añadió que «durante muchos años el sector de la ropa de segunda mano en España llevaba consigo cierto prejuicio, se asociaba a ropa de pobres, pero eso se ha acabado».
De hecho los grandes quieren su trozo del pastel: Inditex ha lanzado un portal de venta de segunda mano en Gran Bretaña (Pre-Owned) y también lo ha hecho H&M en una veintena de países (Sellpy). Y es muy destacable que algunos supermercados hayan hecho un hueco a la venta de ropa de segunda mano. En algunos casos de la mano de iniciativas como Koopera de Caritas.
Una situación «insostenible»
Conscientes de esta ola de cambio, las empresas textiles buscan soluciones para terminar con unas cifras aberrantes: según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la moda es la industria más contaminante tras la petrolera.
La producción de ropa y calzado emite el 8,1% de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Las emisiones de carbono del sector son superiores a las que provocan los vuelos de todos los aviones y los envíos marítimos internacionales juntos.
El pasado febrero se celebró en el Kursaal de Donostia el V Encuentro Internacional de Economía Circular. Y entre tantos otros temas también se habló de producción textil.
Edu Uribesalgo, director de innovación y sostenibilidad de Ternua Group, que tiene la sede principal en Gipuzkoa, reconoció que “la situación actual es insostenible. La cantidad de residuos que se genera no se puede gestionar, debemos descarbonizar el sector. Tenemos que cambiar la forma de hacer las cosas y en ello estamos en este momento. Desde Ternua Group adquirimos el compromiso de minimizar al máximo posible el impacto negativo que nuestra actividad ejerce en el medio ambienteo. Estamos teniendo en cuenta el ciclo de vida a la hora de diseñar productos para que sea sencillo de reciclar cuando llegue a su fin”.
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