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Koldo Almandoz: «Oreina no habla de un pasado glorioso ni un futuro que haya que defender, habla del presente»

-¿Cómo ha hecho para que no parezca misión imposible hacer cine?, ¿considera que en Euskadi es más fácil? Oreina es en gran parte un empeño de Marian Fernandez Pascal y su productora Txintxua films. Una película como Oreina no se podría hacer sin una productora que haga cine por amor al cine.

Koldo Almandoz, director de Oreina, presentada hoy en el Zinemaldi. Foto: Santiago Farizano

-¿Cómo ha hecho para que no parezca misión imposible hacer cine?, ¿considera que en Euskadi es más fácil?

Oreina es en gran parte un empeño de Marian Fernandez Pascal y su productora Txintxua films. Una película como Oreina no se podría hacer sin una productora que haga cine por amor al cine.

La idea surgió de la observación del entorno de la ría de Oria desde la carretera.

-¿Cuándo empezó a trabajar en Oreina?, ¿cómo surgió el proyecto?

Es difícil medir los tiempos. La historia me rondaba por la cabeza desde hace cuatro o cinco años, pero no fue hasta hace dos o tres cuando decidí escribir el guión y lanzarme a hacerla. La idea surgió de la observación del entorno de la ría de Oria desde la carretera. Tanto el paisaje donde se mezclan naturaleza, industria y los barrios, como la gente que habita este lugar.

Trato de huir de etiquetas. seguramente ésta no era la película que muchos esperaban después de mi anterior trabajo, Sipo Phantasma.

-Un chico de origen marroquí que se expresa en euskara y una película bilingüe, reflejo de nuestra realidad. Y temas universales como la homosexualidad no aceptada, las relaciones familiares, el racismo, la venganza… ¿Se considera un exponente de un nuevo cine vasco o ni se lo plantea?

La verdad es que no me corresponde a mí plantearme estas cosas. Trato de huir de etiquetas. Seguramente ésta no era la película que muchos esperaban después de mi anterior trabajo, Sipo Phantasma, o de mis cortos. Pero no hago películas para cumplir expectativas ni enmarcarme en ninguna corriente. Lo que sí me gusta reivindicar es la variedad. Hay que hacer todo tipo de cine. No sólo tratar de copiar a Hollywood.

Creo que es una película realista.

-Me llama la atención la imagen de una Gipuzkoa que está desapareciendo y que en los parajes urbanos está prácticamente olvidada. ¿Una Gipuzkoa que peligra por la globalización?, esa última imagen de los chinos en el coche… no sé si es graciosa (me lo pareció en un primer momento) o todo lo contrario.

La película juega un poco a eso. No hay buenos ni malos. Todos pueden ser ambas cosas. En ese sentido creo que es una película realista. No habla de un pasado glorioso ni un futuro que haya que defender, habla del presente, sin juzgar situaciones ni personajes. Tal vez es una realidad a veces invisibilizada por la vorágine en la que vivimos. Yo soy el primero que leo el periódico tres veces al día en el teléfono. Estoy informado de lo que me quieren informar y cada vez más desinformado de lo que sucede debajo de mi casa.

Siempre tengo nuevas historias en mente, pero lo importante es dar el salto y convencerme de que alguna merece la pena.

-¿Vive con tensión la presencia en la sección Nuevos directores del Zinemaldi o ya está inmerso en futuros proyectos?

Estoy en la fase en la que se mezclan las dos sensaciones. Por un lado está el estreno de Oreina, el Zinemaldi, futuros festivales… y por otro la necesidad de vaciar mi cabeza de esta historia y empezar a vislumbrar futuros proyectos. Siempre tengo nuevas historias en mente, pero lo importante es dar el salto y convencerme de que alguna merece la pena.

En ningún momento hubo una intención estética, más bien todo lo contrario. Pero es verdad que el paisaje y el lugar es impresionante desde el río.

-Excelente fotografía y muchos medios. ¿Podría contar cómo resolvió este tema?, ¿ha sido lo más complicado?

Es una película más sencilla de lo que parece. Y en ningún momento hubo una intención estética, más bien todo lo contrario. Pero es verdad que el paisaje y el lugar es impresionante desde el río. Tampoco era un plan caer en esa forma de esteticismo que es también el feísmo.

Por otro lado tuvimos un buen equipo de rodaje, muy dinámico y metimos muchas horas en el río. En barcos o con el agua hasta el pecho. Ha sido un rodaje con muchos exteriores y eso lo ha hecho más duro, pero también más entretenido.

Al chaval protagonista, Laulad Ahmed, le interesa más el fútbol que esto del cine, pero creo que ha disfrutado del proceso de hacer una peli.

-¿Dónde encontró a Khalil?, está estupendo en la película. De los veteranos (protagonizan el film Patxi Bisquert y Ramon Agirre) ni hablamos.

Buscábamos a un chaval de origen magrebí que hablase euskara y de repente apareció Laulad Ahmed, que es saharaui y vive en Donosti desde los 8 años. Un profesor se enteró de que hacíamos un casting y se lo comentó. En el fondo le interesa más el fútbol que esto del cine, pero creo que ha disfrutado del proceso de hacer una peli.

Los actores profesionales, coincido, están muy bien. A veces, por tenerlos tan cerca, no somos conscientes de la calidad de muchos de los profesionales del cine (técnico y artístico) que tenemos aquí.


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