(EFE). El padre acusado de propinar un bofetón que tiró al suelo a un hombre acusado de intentar secuestrar a su hija de 11 años en Irun ha explicado que le pegó en «acto reflejo» cuando éste hizo un amago de golpear a su esposa, mientras él intentaba impedir que huyera del lugar.
El testimonio de este hombre, para el que la Fiscalía pide una multa de 90 euros por un delito leve de lesiones, ha centrado el interés del juicio celebrado este martes en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa por el intento de secuestro de su hija mientras paseaba a su perro, sobre las 21.00 horas del 10 de septiembre de 2021 en las inmediaciones de su casa de la localidad fronteriza.
El Ministerio Público reclama también tres años de cárcel para el acusado de intentar raptar a la menor, pena que la acusación particular, que ejercen los padres de la pequeña, eleva hasta los cuatro años de prisión.
Según ha relatado la niña en la vista oral (en la que se ha proyectado su declaración preconstituida en la fase de instrucción), aquel día un hombre al que no había visto nunca antes se le acercó y le preguntó si estaba con sus padres, a lo que ella le respondió afirmativamente para evitar que le hiciera «nada».
«Me dijo que fuera con él»
«Entonces él miró, vio que no había nadie y me dijo que me fuera con él», ha añadido la pequeña. «Yo cogí el perro con una mano, me eché un poco para atrás y le dije que por favor se fuera, pero él se empezó a reír y me cogió del vestido por el pecho», ha continuado la niña, quien ha concretado que el hombre le insistió «mucho» y estaba muy «chulo».
«Hice un movimiento brusco -ha proseguido- y conseguí salir corriendo. A medio camino me encontré a mi madre porque empecé a chillar«, ha concluido la menor, que logró escapar de esta manera del lugar.
En este punto, el relato ha sido completado por la declaración de su progenitora, que ha recordado cómo escuchó desde casa los gritos «desesperados» de su hija que le hicieron salir corriendo al encuentro de la niña, quien, «desencajada» y mientras no cesaba de «llorar», le explicó que había un hombre «que la quería llevar».
Tras enviar a casa a la pequeña, la mujer descubrió a un individuo que «se marchaba» del lugar y que «miraba atrás» mientras «aceleraba el paso».
Aclarar todo
Según ha recordado, al darle alcance, mientras ella le increpaba, el hombre le espetó: «yo a su hija no le he hecho nada». En ese trance llegó al lugar, aún descalzo, su marido, padre de la niña, quien, como ha relatado durante su declaración, intentó evitar que el desconocido abandonara el lugar interponiéndose frente a él, mientras le advertía de que cuando llegara la Policía iba a «aclarar todo».
Seguidamente pidió a su esposa que regresara a casa con la menor a la espera de que llegara la Ertzaintza, instante en el que el otro hombre empezó a mover las manos y, mientras el padre pretendía agarrarlo, el otro varón «se puso valiente» e intentó golpear a su esposa.
Ante este hecho, el padre le propinó un bofetón en una reacción que él mismo ha calificado como «un acto reflejo» y que su abogado luego ha calificado como de «legítima defensa».
A consecuencia del golpe el presunto secuestrador cayó contra el suelo y perdió parcialmente la consciencia, una situación que alarmó al padre quien, «asustado», intentó atenderle allí mismo, poniéndolo en una posición de seguridad, al tiempo que pidió a un transeúnte que solicitara una ambulancia y él mismo alertó a una patrulla de la Ertzaintza que casualmente pasaba en ese momento por el lugar.
Numerosas lagunas
Al ser interrogado por las distintas partes sobre todos estos hechos, el otro acusado ha ofrecido una declaración confusa y cargada de imprecisiones que él mismo ha justificado por las numerosas «lagunas» que ha dicho tener respecto a lo ocurrido, a raíz del golpe que le propinó el padre de la niña.
«Es algo lógico con el guantazo que me dio» porque «el golpe fue fuerte», ha comentado.
Ha negado así haber intentado llevarse a la menor y ha aclarado que aquella tarde él únicamente «paró» a una niña que iba corriendo hacia él mientras gritaba y la que «agarró» de los brazos antes de que le chocara, ya que a él le pareció que «huía» de una mujer.
Este hombre ha dicho «tener memoria» de que esa mujer luego comenzó a acusarle de que quería llevarse a la pequeña, pero cuando intentó explicarle que la había parado para «ayudarla y ver lo que le pasaba» perdió el conocimiento por el golpe del padre, si bien él ha dicho no recordar ya nada de este incidente ni siquiera haber hablado con el progenitor.
Al ser cuestionado insistentemente por el fiscal sobre lo impreciso de su memoria según fueran las preguntas que se le formulaban, el hombre se ha justificado alegando que tiene «lapsus» respeto a una situación en la que algunas cosas «pasan» por su cabeza y «otras no».
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