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Tribunales

(Juicio Aintzane Pujana) El padre de la acusada la presenta como una víctima maltratada por todas sus exparejas

Cuando la adoptaron era una niña con problemas "psíquicos" y "físicos", que tenía "marcas de haber estado atada"

Audiencia provincial. Foto: Santiago Farizano

(EFE). El padre de la joven acusada de asesinar a cuchilladas a Aintzane Pujana en Aizarnazabal en enero de 2021 ha presentado este jueves a su hija adoptiva como una víctima de las cuatro parejas que tuvo antes de este incidente, a manos de las que sufrió malos tratos e incluso violaciones en uno de los casos.

El testimonio de este hombre ha centrado la sexta jornada del juicio con jurado que se sigue por la muerte de Pujana contra su hija y un varón para los que la Fiscalía pide sendas condenas de prisión permanente revisable.

Durante su declaración, el progenitor de la procesada ha relatado con serenidad el periplo vital de su hija desde que él y su esposa la adoptaron en Rumanía, cuando sólo tenía 3 años, hasta que fue detenida junto al otro procesado acusada de matar a Aintzane Pujana.

El testigo ha explicado que cuando la adoptaron era una niña con problemas «psíquicos» y «físicos», que tenía «marcas de haber estado atada» tanto en los brazos como en las piernas por lo que «no podía casi andar», se movía «como un muñeco», «no decía palabra» y se comunicaba indicando las cosas «con las manos».

Por este motivo la pusieron en tratamiento psicológico y la escolarizaron, aunque poco después tuvieron que tratarla una «unidad de psiquiatría infantil» donde la diagnosticaron «preautismo», lo que para sus padres adoptivos supuso «un jarro de agua fría».

No era una niña normal

«Aunque siempre estaba sonriente, no era una niña normal«, ha explicado el testigo, quien notaba en ella «un vacío» como el de alguien que «hablara con una pared» y «no hubiera nada detrás».

Este hombre ha precisado que la chica también tuvo pronto «problemas» escolares por sus escasas «capacidades» ya que «no tenía amigos» y repitió varios cursos. «Le costaba tener relaciones y buscaba la aceptación de la gente más marginal de las clases» hasta el punto de «usar su cuerpo» para que «esa aceptación tuviera lugar», ha desvelado.

Según ha precisado, de esta forma su hija desarrolló una «conducta sexual temprana» con cierta «desinhibición» como forma de «sentirse aceptada» y llenar ese «vacío» que sentía porque estaba «un poco sola».

Ha aclarado que en este contexto, cuando llegó a la adolescencia, la familia contactó con los Servicios Sociales porque «empezó a escaparse de casa» hasta una veintena de veces, en las que luego la localizaban junto a «personas que tenían problemas con la ley» y que «se estaban aprovechando de ella», porque siempre buscaba a personas «mayores» que la «aceptaran».

De esta manera, ingresó en varios centros especializados en el tratamiento de menores con problemas, no por haber cometido delitos sino «para estar protegida de ella misma», aunque también se escapó hasta en una treintena de ocasiones, ha rememorado su progenitor, quien ha precisado que finalmente al cumplir los 18 años dejó el último de estos lugares en el que había sido internada en Cantabria, aunque luego volvió a otros recursos como Proyecto Hombre.

Tras afirmar que su hija «nunca ha sido agresiva», ha precisado que desde aquel momento la Ertzaintza les llamó en varias oportunidades porque la encontraban «en la calle», de forma que intentaron incapacitarla legalmente dado que «funcionaba como una niña», un proceso que a él le dolió «profundamente».

No obstante, en aquella ocasión no lo lograron porque ella era muy joven y la familia no consiguió que le diagnosticaran el «trastorno límite de la personalidad» que padece y que más adelante sí le ha sido detectado.

Cuatro relaciones

A partir de ese momento, la chica inició una serie de cuatro relaciones con distintos hombres, dos de los cuales la maltrataron (uno habría empezado además a «prostituirla» y el otro la violó).

Ella «siempre volvía con las personas que la maltrataban», ha detallado el testigo. «Siempre buscaba a alguien más fuerte que la perjudicaba», ha resumido.

Ha aclarado sin embargo que en una ocasión en la que contactó con su hija y el también acusado del crimen de Aintzane Pujana, en un intento de buscar un «acercamiento familiar» con ellos, no apreció en la chica ninguna «señal de maltrato» por parte de este hombre pero sí de que ella estaba «como en un segundo plano».

En otro punto de su comparecencia, el progenitor ha recordado también el momento en el que descubrió que su hija era «prostituta», cuando tuvo que auxiliarla después de que cliente la pegara y la dejara «tirada» en la calle.

Ha admitido además que se trata de una chica «mentirosa», pero ha precisado que sus embustes «se ven de primeras, porque son fantasiosos», al tiempo que ha descartado que mienta de una manera «planificada» y «estratégica».

Este hombre, quien ha afirmado que él y su esposa han «sufrido mucho» por su hija, hasta el punto de haberse preparado «mentalmente» para la posibilidad de que ellos le «sobrevivieran de alguna manera», ha recalcado por otra parte que lo ocurrido con Aintzane Pujana es algo que no le «encaja» con el comportamiento de su hija. «Es algo que no veo», ha subrayado.

Está previsto que el juicio continúe mañana con la declaración de varios ertzainas y tres testigos propuestos por la defensa del acusado.


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