(EFE). Un hombre se enfrentará a una petición de cuatro años de cárcel por parte de la Fiscalía en el juicio que tendrá lugar este mes en la Audiencia de Gipuzkoa por una presunta agresión sexual sufrida por una menor durante las fiestas de la Semana Grande de San Sebastián de 2018.
La Aste Nagusia donostiarra de aquel año se saldó con siete casos de abusos y agresiones sexuales, una cifra sin precedentes en ediciones anteriores que motivó una reunión de urgencia de la Junta de Portavoces municipal para decretar un minuto de silencio en todos los actos de la tarde de la última jornada festiva, como muestra de rechazo a este tipo de sucesos y como una «llamada de concienciación ante los mismos».
El Ayuntamiento ordenó asimismo suspender la última sesión nocturna de la «Disko festa» que habitualmente se celebra en las terrazas del Kursaal, una decisión que, como desveló entonces el alcalde Eneko Goia, fue adoptada tanto para simbolizar el rechazo a estas agresiones como «por seguridad», pues fue «en el contexto» de esta fiesta musical, a la que cada noche acuden gran cantidad de adolescentes, en el que se produjeron varias de las denuncias.
La situación llegó a crear tal alarma social en San Sebastián que el consistorio se planteó incluso la posibilidad de «replantearse el formato» de esta actividad festiva.
Los hechos por los que será enjuiciado el acusado se iniciaron precisamente en esta «Disko festa», donde el inculpado conoció a su víctima, que por entonces contaba 16 años, a la le dijo que él tenía 24 años, aunque realmente tenía 29.
Según recoge el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, una vez fuera de la «Disko festa», a la altura del Paseo Ramón María Lilí, el hombre y la chica presuntamente «mantuvieron los preliminares propios de una relación sexual mutuamente consentida, con besos y tocamientos».
No obstante, en un momento determinado, el procesado presuntamente comenzó a tocar a la menor en la zona genital, ante lo que la víctima le manifestó «que no deseaba continuar y que quería marcharse».
«Pese a la oposición -prosigue el texto- el acusado la sujetó por los brazos y con la finalidad de satisfacer su ánimo lúbrico presuntamente intentó penetrarla», hasta que finalmente «desistió» y dejó marchar a la joven ante la oposición de ésta.
Tras lo sucedido, la damnificada, que «sufre de un trastorno ansioso-depresivo», vio «empeorada» su situación con «episodios autolesivos y pérdida de rendimiento escolar».
La Fiscalía considera que estos hechos son constitutivos de un delito de agresión sexual sin acceso carnal por el que reclama cuatro años de prisión para el procesado y una compensación de 6.000 euros para la joven por los perjuicios causados.
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