(EFE). Treinta años después de quedarse sin palabras al recoger su Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián, Javier Bardem recibió este viernes el Premio Donostia reivindicando «la mirada» y «la escucha» en tiempos en que «es más fácil odiar».
Bardem se lo dedicó especialmente a su pareja, Penélope Cruz, que le acompañó en la gala de inauguración del 72 Festival de San Sebastián, a sus hijos Leo y Luna y a su madre, Pilar Bardem, fallecida en 2021.
El premio, correspondiente a la edición de 2023 y que no pudo recoger debido a la huelga de actores en Hollywood, lo recibió de manos de su «maestro», el profesor de interpretación y director de teatro Juan Carlos Corazza y acompañado en el escenario por sus hermanos Mónica y Carlos Bardem.
«Juan Carlos me enseña todos los días una lección humana, la importancia de respirar, sentir la planta de los pies, mirar y escuchar al otro, algo más importante que nunca, no sólo porque estamos rodeados de móviles y pantallas sino porque es más fácil odiar», señaló desde el escenario del Kursaal.
A él, que le ha acompañado en «casi todos» sus trabajos, dijo deber el haber descubierto la dificultad de hacer el trabajo de una manera «digna», desde «la verdad y la honestidad» y lejos de prejuicios, complejos, odios o rabias que «nos alejan de las personas».
Bardem, que asistió por primera vez al festival en 1993 para presentar ‘Huevos de oro’, agradeció a sus hermanos haberle cuidado cuando su madre no estaba porque tenía que trabajar y a sus hijos les pidió «que no se traicionen, que sean honestos consigo mismos y no hagan daño a nadie».
Carlos Bardem recordó que en aquella época se lo encontró un día reptando por el pasillo de su casa diciendo que era un gusano e intentando trabajar el aislamiento máximo. «Es un actor que va hacia el personaje, que desaparece, tiene una capacidad de crear al alcance de muy pocos intérpretes», subrayó su hermano.
Actor camaleónico y comprometido, referente internacional, Corazza destacó de él un amor a su oficio «igual de vivo» que cuando llegó con 20 años a sus clases, «lleno de entusiasmo y curiosidad».
«Siempre quiere ir más allá, es inspiración para muchos, un referente internacional», subrayó del seis veces ganador del premio Goya como actor y del Oscar con ‘No hay país para viejos’.
La actriz Bárbara Goenaga, presentadora de la gala, recordó que su capacidad de transformación la demostró desde el principio en trabajos como ‘Jamón, jamón’, ‘Huevos de oro’ o ‘Perdita Durango’, antes de que el Reinaldo Arenas de ‘Antes que anochezca’ le abriera las puertas del mundo.
La gala estuvo aderezada por el humor de Andreu Buenafuente y Berto Romero que no dejaron escapar la oportunidad de poner alguna nota crítica mencionando la proliferación de apartamentos turísticos en la ciudad o el «empeño» del presidente Javier Milei en «silenciar al cine argentino».
Entre los asistentes estuvieron la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, el de Economía, Carlos Cuerpo y el de Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López.
También se entregó el premio FIPRESCI de la crítica a ‘Pobres criaturas’ de Yorgos Lanthimos.
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