Jaizkibel desfila por primera vez como compañía en una fiesta de Hondarribia sin problemas

(EFE). La normalidad ha sido la tónica dominante este domingo en la celebración de las fiestas de Hondarribia (Gipuzkoa), con la fina lluvia como principal protagonista y la novedad de que la compañía mixta Jaizkibel ha desfilado por primera vez como tal, antes de que lo hiciera el Alarde.

Este hecho ha sido posible por la decisión del Ayuntamiento, gobernado por la agrupación Abosanitz (una escisión de EH Bildu precisamente provocada por el conflicto del Alarde), de emitir un único decreto regulador de los horarios y el recorrido de los dos desfiles que se han celebrado este domingo en Hondarribia: el de Jaizkibel, primero, y el del Alarde tradicional -en el que las mujeres participan únicamente como cantineras-, después.

Hasta este año, Jaizkibel no desfilaba con una autorización del consistorio, sino que comunicaba su acto al Departamento vasco de Seguridad, que emitía un permiso como manifestación.

De esta manera, este año Jaizkibel ha desfilado por primera vez como compañía, en virtud de este cambio administrativo, aunque no lo ha hecho integrada en el Alarde, acto tradicional respaldado por la mayoría de la población.

Absoluta normalidad

Así las cosas, el desfile de Jaizkibel, que ha contado con una persona en silla de ruedas como cantinera, se ha producido en un contexto de absoluta normalidad sin que, al igual que en los dos últimos dos años, se hayan llegado a ver en la Calle Mayor los plásticos negros que partidarias del Alarde tradicional que esperaban en las aceras exhibían para expresar su rechazo a Jaizkibel y no presenciar su desfile.

No obstante, algunas jóvenes se han vuelto y se han situado de espaldas cuando las integrantes de Jaizkibel han llegado a su altura.

 Instituciones como Emakunde y el Ararteko y representantes de partidos políticos como EH Bildu, Elkarrekin Podemos y Sumar han acudido a Hondarribia para apoyar a la compañía mixta.

Al término del desfile de Jaizkibel, su capitana, Nora Ferreira, se ha felicitado porque éste ha sido el primer año que su compañía ha podido salir de la zona de Gernikako Arbola «separada sólo unos metros respecto a las otras compañías».

«Podemos decir tranquilamente que no tememos a nuestros vecinos y vecinas, que no necesitamos separación, que podemos estar juntas», ha recalcado Ferreira, quien ha reclamado que el próximo año Jaizkibel ocupe «el lugar que le corresponde al lado de los demás”.

«Hemos dado algunos pasos adelante a pesar de que no hemos conseguido participar en el Alarde. Todavía estamos fuera del Alarde. El Alarde es único y no estamos en él«, ha recalcado.

«Nosotras creemos que el diálogo es el camino para solucionar esto. El Alarde es un patrimonio inmaterial de todos y todas, por lo que el Ayuntamiento, como representante de toda la ciudadanía, tiene la responsabilidad de promoverlo», ha concluido.

Ambiente festivo

Tras el desfile de Jaizkibel, se ha celebrado el Alarde tradicional que ha discurrido en un ambiente festivo por unas calles del centro histórico de Hondarribia engalanadas con ikurrillas y banderas de la villa, en una celebración que recuerda la victoria, el 7 de septiembre de 1638, frente a las tropas francesas tras el sitio de 69 días de duración.

Pasadas las 9.00 Horas, la escuadra de hacheros, ataviados con sus pintorescos gorros de lana de oveja y pertrechados con picos palas y serruchos, ha marcado el arranque del Alarde.

Arropada por los aplausos del público, la comitiva ha enfilado la Calle Mayor con miles de soldados distribuidos en una veintena de compañías, cada una con su cantinera, que se han dirigido a la Plaza de Armas, donde han disparado varias cargas de fusilería y se ha incorporado la bandera de la ciudad.

Tanto el desfile de la compañía Jaizkibel como el Alarde, que continúa su recorrido, volverán a las calles de la villa costera por la tarde, cuando se producirá otra de las novedades de este año, ya que, por primera vez, Jaizkibel bajará la Calle Mayor al final del recorrido, cuando se celebra el tradicional y desenfadado ‘Zapatero’. Hasta ahora lo hacía en la Plaza de Gipuzkoa, donde no había público del Alarde tradicional.