Quien se tope con estas líneas durante este sábado por la mañana, incluso durante parte de la tarde, ha de saber que, mientras lee tranquilamente, un gipuzkoano estará sumergido en el Mediterráneo catalán. Y no hablamos de un chapuzón, sino de 25 kilómetros de travesía. Se llama Jaime Caballero, es nadador de ultrafondo y, desde hace una década, trata de que sus gestas acuáticas se traduzcan también en ayudas para los atacados por la esclerosis lateral amiotrófica, la terrible ELA.
Las aguas de California, Baleares, los lagos Leman y Ness y, por supuesto, la costa vasca son solo algunos de los escenarios de sus kilométricas proezas solidarias, como la de hoy en la provincia de Tarragona. A menudo pasa penurias acuáticas, dominadas por los riesgos de agotamiento e hipotermia. Pero siempre vuelve: desde que la ELA tocó la puerta de su familia, su afición brutal se ha convertido en proyecto vital, para mejorar la vida de otros.
AL PRINCIPIO FUE EL MAR: Caballero nació en Tolosa en 1975 (“estoy sin desembalar, todavía”), y su dedicación profesional es la de comercial, pero buena parte de su vida diaria es la asociación Siempre Adelante, que “cofundé en 2011”. Esta, destinada a conseguir visibilización y ayudas económicas para los enfermos y la investigación, surgió “de haber visto la ELA en casa con mi tío José Mari”, lo que evidentemente es mucho más cruel que teorizar en abstracto. Por lo tanto, reflexionó, “tengo que hacer de mis travesías una plataforma” que les sea útil a “quienes sufren”.
Porque su hobby de las grandes distancias sobre el agua es anterior. Se recuerda nadando desde siempre pero, a los 24 años (tras “la típica edad de la farra), “dejé de fumar y empecé a hacer deporte otra vez”. En 2005, coincidiendo con sus treinta primaveras, completó su primera travesía del Estrecho de Gibraltar. “Hice el tercer mejor tiempo registrado, sin buscarlo…”. Así que, pensó, “esto es lo mío”.
“NI TRAGAN NI ESCUPEN”: fue en 2008 cuando Caballero empezó a duplicar el objetivo de sus hazañas a nado. La ELA entró en su vida familiar y, al contemplarla desde tan cerca, “dije, ¡qué horror!”. Porque, como explica el deportista y filántropo, sus consecuencias son “una degeneración total”. Se trata de una afección “neurodegenerativa, de las neuronas motoras de músculos voluntarios”; es decir, torpedea las órdenes voluntarias que enviamos desde el cerebro para que se muevan otras partes del cuerpo.
Por tanto, con la ELA “el corazón sigue latiendo, todo lo automático sigue, pero falta esa conexión de impulsos nerviosos para hacer movimientos”. Y llama la atención una complicación “crítica”, que es la que tiene que ver con la saliva: los afectados graves “ni tragan ni escupen, hay que aspirársela”. Si nunca hemos pensado en lo que eso supone, hagámoslo.
PLAN DEL 6 DE ABRIL: vayamos a lo más candente. Hoy mismo, el tolosarra es el protagonista de una travesía organizada por Atresmedia en la provincia de Tarragona, a la que le han invitado “a través de gente que conocemos”. Se titula ‘La Costa Daurada nada por la ELA’: 25.000 metros de agua salada.
A las 8.30 horas, el Tarzán gipuzkoano partirá de la playa de La Pineda, en la localidad de Vila-seca. Se prevé que tres horas más tarde haya llegado a la playa del Regueral, en Cambrils. “Allí saldré del agua un minuto”, para saludar a pacientes de la enfermedad y más interesados, que le estarán esperando. “Les voy a pedir que sea lo mínimo”, porque le restará más de la mitad del trabajo. Seguirá nadando -por supuesto- hasta la playa de Llevant, en Salou. Nuevo saludo fugaz y vuelta a La Pineda, hasta completar la aventura; la llegada se prevé a las 15.30 horas aproximadamente.
Esta misma noche, “vamos a celebrar una cena con colaboradores, afectados, amigos…”. Esta vez, han preguntado a la Fundación Miquel Valls (de referencia en la lucha contra la ELA en Cataluña) qué necesitan. Y, atendiendo a la respuesta de dicha organización, parte de lo recaudado en la cena solidaria (un 35%) servirá para que tres enfermos obtengan “dispositivos para que se comuniquen con los ojos”. Si sobran más fondos, se destinarán a “ayudar asistencial a domicilio para los afectados, y para investigación”.
MECÁNICA DE RECAUDACIÓN: un hombre se tira al mar y se pega una paliza a nadar kilómetros. La pregunta que le puede surgir a quien no esté metido en el tema es: y eso, ¿cómo se traduce en dinero para la causa?
Hay varias vías, explica Caballero. Por un lado está la más constante: Siempre Adelante cuenta con unos 150 socios que realizan colaboraciones económicas, cada cual en la medida que puede. Pero, más ligadas a cada travesía en concreto, surgen “donaciones de particulares y empresas, al vernos en los medios”. Y actos paralelos y ligados al evento, como la cena solidaria de esta noche en tierras mediterráneas.
Además, “quiero dar las gracias al grupo Ence, mi sponsor principal, que permite que esto pueda seguir adelante. Estas pruebas me cuestan una pasta”, añade. Sin ir más lejos, para desplazarse allí donde se desarrollen, que no siempre es cerca de casa.
TAREA DIARIA: mantener un estado físico tal que te permita nadar durante horas no solo precisa de una mentalidad férrea cuando sucede el reto. También hace falta costumbre, lo que significa que “todo el año” hay que empeñarse en las tareas de mantenimiento. Es un entrenamiento prácticamente diario, combinando piscina y, cuando el tiempo lo permite, también el mar. Cuando se acerca la prueba en sí, “un par de semanas antes”, realiza prácticas más exigentes, por ejemplo de “un 50% o un 60%” de la distancia de la cita, “para acostumbrarme un poquito”.
¿PRÓXIMA ESTACIÓN?: ¿hay algún reto similar en su próximo calendario? “De momento no, pero estamos buscando. En verano, algo ya haremos”.
Y, ¿nadar por otra causa más allá de la ELA? En principio, su asociación y él se han centrado en combatir la esclerosis lateral amiotrófica. Pero “no digo que no a nada, ¿eh…?”. Ha participado en otras iniciativas solidarias, por ejemplo a favor de un colectivo de diabéticos de Suiza, o de un grupo que lucha contra la leucemia infantil. Si lo que le plantean “es coherente y lógico, ¿por qué no…?”.
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