(EFE). El Grupo Irizar, dedicado a la fabricación de autobuses, alcanzó en 2023 su récord histórico de facturación, con 895 millones de euros, un 40 % más que el ejercicio anterior, lo que implica duplicar su volumen de negocio respecto al «efecto brutal» de la pandemia.
El director general del Grupo Irizar, Imanol Rego, ha presentado este miércoles en la planta matriz de la corporación cooperativa, en Ormaiztegi (Gipuzkoa), los principales datos de su actividad en el último ejercicio y las perspectivas para 2024, año en el que prevé alcanzar una cifra de negocio de 970 millones gracias a una cartera de pedidos que duplica la del año anterior.
Aunque los niveles de rentabilidad aún no alcanzan los de ejercicios anteriores a la pandemia, como ha reconocido Rego, quien ha eludido aportar el dato de beneficio neto, la actividad se ha recuperado por encima de las previsiones, una vez pasado el impacto que la covid-19 significó sobre la movilidad.
Mantenimiento del empleo
De hecho, 2019 había marcado el anterior récord de facturación del grupo, con 766 millones de euros, una cifra que se desplomó a 433 millones en 2020 y que fue de 456 en 2021 por culpa de las restricciones de movilidad obligadas por la pandemia.
Una crisis durante la que el grupo logró mantener el empleo gracias a un ajuste del 21,5 % de los salarios, a lo que se sumó la capitalización de las aportaciones de sus socios cooperativistas.
Durante el 2023 todas las plantas del grupo produjeron un total de 3.068 unidades, de las que 1.280 se fabricaron en la sede central de Ormaiztegi (562 destinadas al mercado nacional y 718 para la exportación).
En Irizar México se construyeron 714 autocares, en Brasil 494 y en la planta de Marruecos se fabricaron 305.
En ese ejercicio, la fábrica de Aduna (Gipuzkoa), dedicada a la fabricación de autobuses urbanos eléctricos produjo 275 unidades.
Estas cifras permiten mantener un total de 3.844 empleos en todo el grupo, de los que 1.548 están en Gipuzkoa, 972 en Ormaiztegi y 410 en la planta de Aduna.
El grupo invirtió el 4 % de su facturación en los últimos años en innovación y tecnología, para adaptar sus productos al reto de la descarbonización de la movilidad.
Rego ha explicado que el futuro no solo se centra en la electromovilidad, sino que se impondrá la oferta «multienergética», con vehículos propulsados por diferentes tecnologías, como el hidrógeno verde, el gas comprimido, el gas licuado y el biogas, además de las hibridaciones.
Irizar trabaja, de hecho, en la producción de nuevos modelos eléctricos y más eficientes para trayectos interubanos y de media distancia, que ya se están produciendo en la planta de Ormaiztegi, una fábrica que, ha avanzado Rego, deberá transformarse en el futuro para encarar el reto de la descarbonización.
Futuro multienergético
«El futuro no va a ser con una fuente energética, sino multienergética», ha insistido Rego, quien ha explicado que el transporte «puramente urbano», tanto en el presente como en el futuro, sí será eléctrico.
De hecho, ha aclarado que en los últimos cinco años la matriculación de autobuses urbanos ha pasado de un 10 % eléctrico a un 55 % y se prevé que en el próximo quinquenio se alcance el 90 % de autocares urbanos eléctricos en las ciudades.
En este campo, en el que Irizar busca un crecimiento sostenido, el grupo prevé fabricar en 2024 en su planta de aduna unas 330 autocares cien por cien eléctricos.
Los principales proyectos de inversión en este ejercicio y los siguientes se destinarán a desarrollar los autobuses de media distancia eléctricos y eficientes y también el camión eléctrico, un producto reciente que circula ya por Barcelona, Madrid, Zaragoza, Suiza y que está en pruebas en París.
El grupo continuará produciendo e investigando en baterías propias, a través de su filial Jema, así como en estaciones de carga de alta potencia y eficientes.
Rego ha indicado que, así como la pandemia significó un «efecto brutal» y una «absoluta catarsis» para el grupo, la crisis de la escasez de componentes derivada de las situación geopolítica ha tenido un efecto menor, ya que Irizar había apostado en el pasado por mantener un tejido de proveedores cercano.
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