(EFE). Un hombre de 28 años ha ingresado en la prisión donostiarra de Martutene acusado de amenazas y abusos sexuales a menores a través de internet y redes sociales después de que al parecer coaccionara a sus víctimas con la difusión de «imágenes íntimas comprometedoras» si no accedían a sus peticiones.
El acusado fue detenido por la Ertzaintza en el marco de una operación contra la pederastia, que sigue abierta mientras se analiza la «gran cantidad de material informático ocupado», que contiene un número indeterminado de fotografías y vídeos de menores con contenido sexual, según ha informado el Departamento vasco de Seguridad.
La investigación se remonta a finales del año pasado, cuando la Policía vasca recogió una denuncia de amenazas y abusos sexuales a un menor a través de internet, un acoso y abuso on line que recibe la denominación de «grooming».
A raíz de la denuncia, el Servicio de Investigación Criminal Territorial de Gipuzkoa (SICTG) inició las investigaciones, cuya primera fase culminó con la detención de un hombre el pasado día 11 de febrero en Bizkaia.
Con la pertinente autorización judicial, los investigadores registraron el domicilio del arrestado en el que encontraron un total de 18 elementos y dispositivos electrónicos de almacenamiento digital con las fotografías y los vídeos de contenido sexual.
También localizaron varias cuentas en redes sociales, donde el detenido supuestamente amenazaba y coaccionaba a sus víctimas menores de edad con la difusión de imágenes íntimas si no accedían a sus peticiones.
Tras el análisis preliminar de este material y la realización de las diligencias pertinentes, el detenido fue puesto a disposición judicial en San Sebastián y trasladado posteriormente a prisión.
La Ertzaintza mantiene las pesquisas abiertas a la espera del visionado de todo el material ocupado, donde se encuentran cientos de archivos.
La Policía vasca ha alertado del peligro que supone este tipo de acoso en la red a través del cual el pederasta trata de ganarse la confianza de menores y lograr que se desnuden o envíen fotografías de contenido sexual.
Una vez logrado el material de sus víctimas, el siguiente paso consiste en coaccionar a los menores para que accedan a nuevas peticiones de contenido sexual bajo la amenaza de difundir masivamente las imágenes logradas.
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