«Cumplo mi sueño todos los días», dice Iñaki Arrizabalaga despertando envidia sana entre quienes se asoman a la historia de este joven de Errenteria que creció obsesionado con los trenes («el Olentzero me regalaba trenes, en mi cumpleaños también… yo no quería otra cosa») y que de unos meses a esta parte se ha convertido en maquinista en Barcelona. Para pagarse el curso de Renfe tuvo que vender su colección… pero solo supuso cambiar varios trenes pequeños por uno grande.
«Ahora mismo estoy en la residencia de Barcelona Sants desde donde llevamos todas las líneas de Cercanías de Catalunya. Salimos desde Barcelona y llegamos a Blanes, Puigcerdà, Vilanova, Manresa, Mataró, Sant Celoni, Aeropuerto de Prat… desde la costa al Pirineo«, explicó Arrizabalaga para DonostiTik.
Para esos trayectos en los que literalmente disfruta como un niño conduce tres tipos de transportes: las unidades de CAF 447, las Civia 465 y el Buque 450. «Las dos primeras alcanzan un máximo de 120km/h y el buque llega a los 140km/h. En una 465 ‘en doble’ entran 2.000 viajeros«.
Antes de llegar hasta aquí Arrizabalaga se desempeñó cuatro años como informático. «La diferencia de las vistas que tenía en la oficina a las de ahora es una pasada», dice. Y para ilustrarlo basta con ver la imagen que envía desde su puesto de trabajo.
Aunque de niño soñaba con ser maquinista del topo, su carrera ferroviaria (por ahora) ha transcurrido así: fue a Madrid para realizar el curso de Maquinista en la ETPCO (Escuela Técnica Profesional de Conducción y Operaciones de Renfe), después aprobó la OPE de Renfe y fue enviado a Barcelona. Todo esto ha ocurrido en apenas dos años y por ahora aquí se queda, en tierra catalana, encantado. Aunque no desdeña volver a Euskadi en el futuro. «¿Quién sabe?»
El mercadillo navideño del 15 de diciembre
Su trabajo no le permitirá estar este 15 de diciembre en el patio del colegio Catalina de Erauso, donde la Asociación de Amigos del Ferrocarril de la que forma parte celebrará (de 10 a 14 horas) su ya tradicional mercadillo con una docena de puestos tanto de vendedores profesionales como de aficionados particulares.
«Quienes participan generalmente llevan maquetas a escala H0 y N, que son las más típicas. Los particulares venden piezas usadas y los profesionales, nuevas. Hay participantes que vienen de Pamplona, Bilbao, Madrid…»
Es el cuarto año en que el tradicional mercadillo se desarrolla el patio de este colegio de Amara Berri tras haber pasado por el centro comercial ARCCO y por la sede de la asociación vecinal. Por ahora, según parece, se mantendrá en este enclave.
La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Gipuzkoa tiene a día de hoy 78 socios e Iñaki Arrizabalaga, con 27 años, incide en que él es uno de los más jóvenes, si bien hay otro socio de 18 años. Casi una rareza. «Es un fenómeno global que la afición por los trenes se está perdiendo«, lamentó para Donostitik, si bien cree que la asociación gipuzkoana goza de muy buena salud. «El 70% de la gente que la forma es de Donostia y hay socios de Errenteria, Irun, Lasarte-Oria, Hernani, Oñati, Beasain…»
Por motivos evidentes este aficionado, hoy maquinista de tren, no lamenta haberse desprendido de su colección. «Era casi toda de ferrocarriles suizos, que son los que más me gustan. Y vendí todo en un mes por Wallapop«.
Quienes quieran asomarse al mundo de Arrizabalaga y de tantos otros, en su versión en miniatura, ya saben dónde tienen una cita: el 15 de diciembre de 10 a 14 horas en el patio de Catalina de Erauso de Donostia.
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