«Un peliculón», «un pedazo de película». La directora de cine Icíar Bollaín se ha presentado en el Festival de San Sebastián con ‘Yuli’, la historia real del bailarín Carlos Acosta contada con él mismo como protagonista, y a la salida del cine no cesaban las buenas palabras. Según los críticos es «un peliculón». Y «francamente emocionante».
Ha conquistado al público la historia real del niño que no quería ser bailarín, «yo quería ser futbolista», pero que empujado de manera constante por su padre se convirtió en una estrella en ese mundo. Así que es una película sobre Cuba (sin omitir el tema de la esclavitud, de la que desciende el 65% de la población cubana), sobre las relaciones familiares y sobre quién es uno mismo realmente.
Para Carlos Acosta ha sido «traumático» enfrentarse con su pasado, pero lo considera probablemente «lo más enriquecedor» que ha hecho.
El proyecto partió del propio Acosta y de la productora Andrea Calderwood, que le ofrecieron a Paul Laverty que escribiera la historia y éste le propuso a Bollaín dirigirla. Dicho y hecho. Acosta ha reconocido que tenía miedo de «estropear» la película con su actuación, pero «cuando tienes una directora como Bollaín, que ve más allá, uno es guiado y se logran resultados».
La música, por cierto, es de Alberto Iglesias, y también es muy notable.
Ciertamente es una película sobre el baile y sobre «el dolor permanente con que viven los bailarines» («yo llevo cinco o seis operaciones», ha contado Acosta) pero también sobre lo «adictivo y maravilloso que es subirse a un escenario».
«Quien se adentre en este mundo debe saber que supone un enorme trabajo. Lo más difícil es eso, retener el espíritu a pesar del dolor. Y no perder nunca la inspiración», ha recomendado Acosta a los nuevos bailarines.
Puede que a raíz de la película de Bollaín, que se mete firmemente en la carrera por la Concha de Oro, nazcan unos cuantos.
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