(EFE). Coro Villarta, viuda de Eugenio Olaciregui, vendedor de bicicletas asesinado por ETA en San Sebastián hace 25 años, ha agradecido hoy al Ayuntamiento la colocación de una placa en recuerdo de su marido en el lugar del atentado, como forma de dejar «constancia de lo que se ha sufrido» a causa del terrorismo.
También ha reivindicado el derecho que tienen a «conocer la verdad» y a que «se haga justicia» por el crimen que aún está sin esclarecer, si bien esta demanda la ha verbalizado el alcalde, Eneko Goia, al hacer suyos los sentimientos que le ha trasladado la mujer durante el acto que ha tenido lugar este sábado en la capital guipuzcoana.
Una placa recuerda desde hoy, a la altura del número 14 de la calle Bordatxipi de la zona de Ategorrieta-Ulía, el sitio en el que ETA mató de un disparo en la nuca a Olaciregui el 30 de enero de 1997, mientras esperaba a un compañero para dirigirse a su lugar de trabajo, en la localidad guipuzcoana de Oiartzun.
Tenía 39 años y dos hijas, Ainara y Maialen, que entonces tenían 2 y 9 años, y que han acompañado este sábado a su madre en el reconocimiento, junto a una veintena de familiares más, entre los que estaban cuatro hermanos del asesinado.
ETA se atribuyó el asesinato de Olaciegui en un comunicado en el que le acusó de haber delatado al terrorista Valentín Lasarte, quien sin embargo en una declaración judicial en 2012 permitió «aclarar» que la organización terrorista «se había equivocado al señalarle como objetivo», según manifestó la familia entonces en una comparecencia ante la prensa en San Sebastián.
La viuda ha dicho hoy, en declaraciones a los medios informativos, que el «emotivo» gesto en memoria de su marido le ha provocado «muchos sentimientos y recuerdos de aquel fatídico día», y ha confirmado la necesidad que tiene de que se haga justicia, trasmitida a la prensa en su nombre por el alcalde, con un triste «pues sí».
«Porque es muy doloroso lo que ha pasado aquí -ha agregado- y tiene que quedar constancia de lo que se ha sufrido».
Ha rememorado la dureza de lo ocurrido aquel 30 de enero, cómo poco antes del atentado ella había salido de casa con sus hijas para llevarlas al colegio y cómo se enteró por la radio, cuando ya estaba en su trabajo, de que su marido había sido asesinado.
«Cuando oí en la radio el apellido Olaciregui … me quedé paralizada» pues «me parecía algo irreal…una pesadilla …no me cuadraba nada», ha declarado.
Su hija mayor fue algo «consciente» de lo sucedido pero la menor no -ha indicado- y, echaba tanto en falta a su padre, sin entender por qué no lo veía, que «se tiró año y medio preguntando» por él, algo que ella recibía «como una puñalada cada vez».
El alcalde ha denunciado «el asesinato absolutamente injusto» de Olaciregui, al que su ciudad recuerda con una placa ya «para siempre».
Ha concluido con «un mensaje», el de que «tienen todo el derecho a conocer la verdad, a saber lo que sucedió y quién fue», y «a que se haga justicia», dado que «hoy más que nunca» hay que situarse «al lado de ellas (de su viuda y sus hijas) cuando reclaman eso».
El acto en memoria ha discurrido en la estrecha y empinada calle Bordatxipi, presidido por los familiares y el alcalde, junto a concejales de todos los grupos políticos salvo EH Bildu, cuya edil Olaia Duarte sí ha acudido al recibimiento previo a los allegados que ha tenido lugar en la casa consistorial, han precisado fuentes municipales.
El delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, la directora del Instituto Gogora, Aintzane Ezenarro, el presidente de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Xabier Ezeizabarrena, han sido algunos de los asistentes al acto público, durante el que se han depositado flores sobre la inscripción.
Con la placa colocada en memoria de Olaciregui, son 20 en total las instaladas en distintos puntos de la ciudad por el Ayuntamiento, iniciativa que puso en marcha la pasada legislatura para «recuperar la memoria y visibilizar en el espacio público», en los mismos lugares en los que murieron, «víctimas de motivación política que perdieron la vida en la ciudad».
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