(EFE). Juan de Dios Doval Inclán, hijo del profesor de Derecho y dirigente de la UCD Juan de Dios Doval Mateos, asesinado por ETA hace 42 años, recalcó ayer que, aunque resulte «obvio» decir que «nadie merece ser asesinado», a «esta sociedad le ha costado décadas entenderlo» y todavía «hay gente a la que le sigue costando».
Doval Inclán hizo estas declaraciones a los medios informativos tras el acto en memoria de su padre que se celebró ayer en el lugar en el que la banda terrorista lo mató a tiros el 31 de octubre de 1980, cuando estaba dentro de su vehículo, cerca de su domicilio, en la zona de Lorea de San Sebastián, donde el Ayuntamiento ha colocado una placa de recuerdo.
«Da un poco vergüenza decir algo tan obvio, pero nadie merece ser asesinado, nadie», dijo tajante el hijo de la víctima de ETA, quien explicó que «muchas veces» tiene «la tentación de recordar lo buen hombre» que fue su padre cuando «eso es caer en la trampa».
Porque, a su juicio, «parece que sea peor que maten a un buen hombre» pero si no lo hubiera sido «seguiría sin merecer que lo hubieran matado».
Señaló que, pese a ser «una perogrullada», se trata de «algo que en esta sociedad ha costado décadas entender» y ,«desgraciadamente, hay gente a la que le sigue costando entenderlo».
Doval Inclán, que estuvo acompañado por su hermana y una treintena de familiares más, abogó por que cada cual «defienda la idea que quiera», ya sea «la independencia» o lo que «le dé la gana», pero «a tiros no».
«Política no es acercarse a un hombre que va a trabajar y dispararle dos tiros», lamentó el hijo del profesor víctima de ETA, que abogó por transmitir esto a los jóvenes que «no lo han conocido».
Subrayó asimismo que siempre se han mantenido «unidos y sin odio» de manera que, «si lo que buscaban al matarlo era que se les odiara, por lo menos en esta familia no lo han conseguido».
El alcalde, Eneko Goia, denunció por su parte que Juan de Dios Doval Mateos fue «asesinado de forma injusta» por el «pecado» de «pertenecer a una formación política» como alegó ETA «a la hora de justificar lo injustificable».
Tenía 37 años y era profesor de Derecho Procesal en la UPV-EHU, así como miembro de la ejecutiva de la Unión de Centro Democrático (UCD) y candidato al Parlamento Vasco por Gipuzkoa.
Con la colocación de la placa, dijo Goia, San Sebastián «recuerda» a esta víctima y «el contexto en el que vivió», además de «trasladar a su familia» que sigue teniendo «un hueco entre los donostiarras».
Con la inscripción de hoy, que ha sido cubierta con rosas blancas por los numerosos asistentes al acto, la ciudad «da un paso más» en «el mapa» en el que ya son 24 las colocadas en total en distintos puntos de la ciudad, en los lugares en que fueron asesinadas otras tantas victimas.
Al acto asistieron, además del alcalde y los familiares, concejales de todos los grupos políticos salvo EH Bildu, cuyo edil Ricardo Burutaran sí acudió al recibimiento previo a los allegados que tuvo lugar en la casa consistorial, han precisado fuentes municipales.
El subdelegado del Gobierno en Gipuzkoa, Guillermo Echenique; el presidente de las Juntas Generales del territorio, Xabier Ezeizabarrena; la diputada foral de Movilidad, Rafaela Romero; y el viceconsejero del Ejecutivo vasco José Antonio Rodríguez, fueron algunas las autoridades que asistieron ayer al acto, así como el exalcalde de Vitoria y exdirigente del PP vasco, Alfonso Alonso, y la viuda del exgobernador Juan Mari Jáuregi asesinado por ETA, Maixabel Lasa, entre otros.
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