La coordinadora naturalista y ecologista Naturkon (Naturaren Kontserbazioa Gipuzkoan) asegura que, si la ciudad de Donostia emprende el anunciado nuevo desarrollo urbanístico para Belartza Alto («propone la creación de 25.000 metros cuadrados de suelo comercial y aun más suelo industrial»), se convertiría en «la ciudad sin ley». Así lo sostiene la nota remitida por la asociación naturalista Haritzalde, uno de los miembros de Naturkon, que señala que también vecinos de Añorga respaldan su crítica.
Según argumenta Haritzalde, el pasado 10 de junio el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) «dictó la sentencia 219/2019, por la cual el Ayuntamiento de Donostia fue condenado y quedaba en la obligación de hacer restaurar el paraje de Belartza Alto a su estado natural, tras haber amparado con una licencia ilegal el vertido clandestino de 120.000 metros cúbicos de rocas provenientes de la excavación de la parcela de Mercadona (Belartza cantera)».
Siempre siguiendo la opinión de Haritzalde, «más de un año después, el Ayuntamiento no ha cumplido el mandato judicial, y de nuevo Haritzalde ha tenido que interponer una demanda solicitando su ejecución. Los propietarios ya avisaron en reunión pública al anterior concejal de urbanismo, Enrique Ramos, de que no iban a retirar el vertido ilegal. Aún así el Ayuntamiento siguió negociando con ellos como si nada».
Añade Haritzalde que en «diversas intervenciones» de la concejala de urbanismo, Nekane Arzallus, desde que tomó su cargo, esta «incidía en que no tenía sentido retirar las piedras si iban a ser utilizadas en el lugar, cuando en la planificación aprobada no tendrían cabida, ni siquiera de manera provisional, como así lo consideró el TSJPV. Por tanto, estas declaraciones, como el mismo proyecto presentado en el ayuntamiento, incumplen por completo lo dictaminado por el órgano superior de justicia del País Vasco». La Justicia establece «que la actuación declarada ilegal ha de revertirse».
Pequeño comercio vs. grandes superficies
Los representantes municipales donostiarras «se han llenado la boca con palabras de compromiso con el comercio de cercanía», prosigue la asociación naturalista. «Sin embargo, mientras tanto se negocian en la trastienda pelotazos urbanísticos como este, en el que se prevén implantar más franquicias y multinacionales, generando un sucedáneo de parque comercial en la periferia».
Haritzalde afirma conocer la ‘treta’ para saltarse la nueva Ley de Suelos Comerciales de Euskadi, que impide «la creación de estos desarrollos urbanísticos comerciales fuera de la trama urbana». Este rodeo consistiría en que los promotores los tramitan «como suelo industrial, sabiendo que eso les permite destinar un 30% del suelo a este uso comercial. Este fraude de norma o ingeniería legal, tiene varios ejemplos en la ciudad, el último de ellos en Belartza cantera, donde bajo la premisa de desarrollo de una parcela de uso industrial se construyó Mercadona y Mac Donalds y a día de hoy no existe uso industrial alguno».
«La única realidad», sentencia Haritzalde, «es que no existe demanda ni necesidad de creación de suelo industrial en la actualidad y es por eso que el macropolígono público donostiarra Eskuzaitzeta, sigue siendo incapaz de incorporar actividad industrial después de destruir casi 30 hectareas de bosque y suelo natural».
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