«Recuerdos de episodios bélicos» de una ciudad que entre los siglos XVII y XIX fue sitiada en varias ocasiones y que también sufría la posibilidad de ser blanco de disparos desde el mar. «De hecho en las marismas es donde más restos hay», explicó el arqueólogo de Aranzadi Alfredo Moraza en referencia al hallazgo de una bola de cañón el pasado jueves en las obras del Metro. Un hallazgo que provocó expectación y que la zona de Reyes Católicos quedara acordonada por precaución hasta que el equipo de Explosivos de la Ertzaintza comprobó la inocuidad del artefacto y permitiera su traslado a Durango.
Fuentes de la Diputación explicaron a DonostiTik que el Servicio de Patrimonio Histórico-artístico y Archivos pidió que se llevara a cabo un control arqueológico en la citada obra. Y en el transcurso de ese control se produjo el hallazgo, concretamente en las cercanías del Hotel de Londres. En un primer momento la bola fue trasladada a la calle Urdaneta, desde donde se reclamó la presencia de la Ertzaintza.
«La datación es complicada», comentó el arqueólogo Alfredo Moraza. Esas bolas se usaban entre los siglos XVII y XIX y el hallazgo en esta zona es relativamente normal por los sucesivos episodios bélicos que sufrió San Sebastián». Añadió que estos artefactos no se suelen estudiar, pero que en ocasiones sí se analiza el calibre de la pieza para comprobar qué tipo de cañón la disparaba.
«Las primeras bolas eran de piedra, luego de hierro y ya en el siglo XIX comenzaron los cañones de ánima rayada con proyectiles tal y como los conocemos ahora, con ojiva, pólvora y carga explosiva», explicó Moraza.
Bolas de cañón «hay cientos» en territorio donostiarra, según explicó el arqueólogo, dentro y fuera del mar. No hacen daño por sí mismas salvo si son lanzadas. Eso no significa que en su época no resultaran mortíferas: «Está demostrado que cuando disparaba un cañón podía llegar a atravesar a 40 personas puestas en fila», explicó el arqueólogo.
En opinión de Moraza la bola hallada el jueves puede ser un pequeño resto de los sitios de 1719, de 1794 o de 1813. O el resultado del disparo de un barco. Los proyectiles son, en fin, la huella de un pasado no tan lejano y sí muy convulso.
En Pasaia y Hondarribia, con episodios bélicos similares, también son frecuentes estos hallazgos.
Más información: La bola de un cañón aparece en el Centro donostiarra y lleva a acordonar Reyes Católicos
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