El jugador de baloncesto de Zumarraga Asier de la Iglesia es un verdadero activista de la salud. Golpeado hace unos días por el coronavirus, que le obligó estar ingresado, volvió el pasado fin de semana a casa y consideró que era el momento ideal para entre tanto drama mostrar públicamente el cheque de 100.000 euros que ha logrado para la investigación de la Esclerosis Múltiple (EM). Enfermedad que él mismo padece y de la que tiene clara una cosa: «Todo va mucho mejor cuando conoces la enfermedad». Así que su vida está dedicada a recaudar fondos para la investigación y a mostrar al mundo la EM. Y todo ello con una gran sonrisa muy característica y una frase en los labios: «No esperes a que pase la tormenta, aprende a bailar bajo la lluvia». ¿Cuántas pulseras hemos visto con el lema? (disponibles aquí). ¿El próximo reto?, un millón de euros. Y lo dice sin despeinarse.
¿Qué tal la experiencia con el coronavirus?
Me hicieron la prueba y di negativo, pero como tenía fiebre y tos mi médico de cabecera decidió hacer una radiografía del tórax, vieron unas manchas y me ingresaron en el hospital. Además los marcadores del Covid-19 me salían positivos en la analítica. Estuve ingresado siete días y desde que empezaron a medicarme me bajó la fiebre y empecé a mejorar. Veinte días después tengo dolor de cabeza y la tos no se va. Además el virus me atacó al hígado y tienen que ver cómo está.
Son 100.000 euros los conseguidos para la investigación. ¿Imaginaba llegar tan lejos?
Para mí era un objetivo lejano, la verdad. Pero he tardado año y medio. El Gobierno y las autonomías destinan a la Esclerosis Múltiple (EM) 400.000 euros al año y nosotros hemos reunido 100.000.
La asociación ‘Baila con EM’ dona todo a proyectos que trabajan en el tema aquí en Euskadi. El año pasado fueron 25.000 euros para Bionostia. La realidad es que sí hay un apoyo social para estas causas, pero la investigación pública necesita dinero y apoyo.
¿Los fondos son todos de las pulseras?
No. 60.000 euros han sido conseguidos gracias a las pulseras y el resto a eventos como un torneo en Madrid, una zumba con comida solidaria en Málaga, un carnaval solidario en Galicia… Ahora había algo en Barcelona pero lo hemos tenido que suspender. Y tenemos ropa, vino… No paro.
¿Tiene un nuevo reto previsto?
Llegar al millón de euros. Sin marcarme plazos. Tengo un proyecto muy bonito que saldrá dentro de nada y aún no puedo anunciar. Y estoy escribiendo un libro, por cierto.
Es usted un referente alegre de la Esclerosis Múltiple, ¿se lo dicen?
Cuando te enfrentas a una enfermedad distinta necesitas a alguien que la haya pasado y ver que está bien. Cuando me la diagnosticaron a mí no sabía nada de la enfermedad, pero me imaginé a mí mismo en silla de ruedas. En mi caso, que no soy ejemplo de nada, quiero ser referente de que hay que seguir luchado por los sueños.
¿Y cómo se encuentran los enfermos de EM?, ¿avanzan los fármacos?
Hace veinte años sólo había un medicamento para la EM, hace diez eran seis y ahora son quince. Los fármacos ayudan a paralizar la enfermedad. No te curan ni recuperas lo perdido, pero paralizan mucho la enfermedad. La investigación es lo importante y de hecho es la enfermedad que más se investiga en el mundo. Las farmacéuticas le dan importancia porque son medicinas que puedes tomar durante muchos años.
En mi caso los primeros cuatro años tomé fármacos que no me funcionaban y me produjeron lesiones cerebrales y perdí habilidades. Pero con el fármaco de ahora llevo tres años perfectos, me produce efectos secundarios pero controla la enfermedad.
¿Su sueño es ayudar a dar con la clave?
Hay tantas enfermedades dando vueltas que entiendo que no hay sitio para todos y cada cual debe luchar por la suya. Yo estoy todo el día dando a conocer la EM. Y sé que si te la detectan es mejor que la conozcas. No somos médicos, claro, pero te va a ir mejor. El sueño, sin duda, es que el médico nos diga que en una semana estaremos buenos. El de todos.
¿Envía un mensaje al mundo en estos tiempos de coronavirus?
Sí, por favor. Que o nos quedamos en casa y hacemos bien las cosas o terminamos en el hospital. Y aunque a mí me han tratado muy bien se está mucho mejor en casa. Y otra cosa: cuando todo esto pase, que no se nos olvide el papel que han hecho los sanitarios.
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