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Historias postconfinamiento

«Habría visto el cielo si en mi adolescencia alguien hubiera puesto una bandera arcoíris en un evento»

Ana López Suárez Burgos Coma es la protagonista de ‘L.S.B., Ana ¡El lesbicómic!’, que de un tiempo a esta parte

Teresa Castro con su bandera arcoíris y su cómic. Foto: Santiago Farizano

Ana López Suárez Burgos Coma es la protagonista de ‘L.S.B., Ana ¡El lesbicómic!’, que de un tiempo a esta parte vuela independiente más allá de las vivencias y los afanes de su autora, la donostiarra Teresa Castro. Castro recibe a DonostiTik en la sede de Gehitu, asociación que presidió varios años. Habla de sus proyectos y de su experiencia durante el confinamiento, que en su caso ha sido muy fructífera. También se refiere a los avances sociales en cuanto a la diversidad sexual. «Evidentemente es más fácil declararte lesbiana ahora que cuando yo descubrí que lo era. Pero no es tan fácil como creemos», afirma en plena semana del Orgullo LGTBI.

¿Cómo ha afectado el confinamiento a su trabajo?
Me ha venido bien porque siempre llego muy justa a las entregas. He teletrabajado, pero me ahorraba los viajes a Vitoria (trabajo allí de ingeniero agrícola para el Gobierno vasco) y con ello he evitado desplazamientos y cansancio. Ha sido un balón de oxígeno porque estoy acostumbrada a sacar mis proyectos adelante trabajando los fines de semana. El número de junio de la Gehitu Magazine retrasó su salida en papel, eso sí. También conozco a gente que no ha podido aprovechar el tiempo porque durante el confinamiento se ha bloqueado. 

¿En qué trabaja ahora?
Continúo con las viñetas de Ana en el Gehitu Magazine, aunque Ana también está presente en otros sitios. El personaje me ha abierto puertas y quiero darle más oportunidades. Ha empezado a aparecer en el periódico feminista Femiñetas que está centralizado en Barcelona y participa en un proyecto muy interesante sobre historias de brujas. El proyecto que tengo con Unesco etxea está por terminar aunque imagino que se hará realidad en 2021. 

Hábleme de Ana, su personaje del lesbicómic. 
El inicio fue autobiográfico. Muchas de las historias, las más antiguas, son así porque entonces tenía menos recursos. Sucede que Ana, ahora, tiene alma propia. Hace ahora lo que le da la gana, ya no me sigue. Hay cosas que comparto con ella. Yo sí salí del armario, pero no sufrí bullying.

En 2018 saqué la versión gratuita de Ana, que se publicó con el ‘crowdfunding’ de la Diputación META! Estaba destinada a repartirse en las escuelas y en eventos. El año siguiente me autoedité una versión ampliada que está en las librerías.

¿Qué le dicen los lectores jóvenes de Ana?
Voy a eventos de autoedición, por ejemplo, con mi bandera arcoíris y mis cómics. Ahí pierdo clientes generalistas, pero luego hay gente que agradece el gesto. Yo habría visto el cielo si en mi adolescencia hubiera ido a un evento y alguien hubiera puesto una bandera arco iris.

Avances sociales

Usted se declara ARTivista. ¿Qué fue antes para Teresa Castro?, ¿el activismo por la libertad sexual o la creación de cómics?
Siempre he pintado y he dibujado. Estuve varios años en Arteleku e hice alguna exposición. Formaba parte del ‘submundo artístico donostiarra’, no del ‘súper mundo’, aunque la verdad es que no encontraba mi sitio.

Empecé a ir a Gehitu y conocí a Óscar Arroyuelo que era el editor de Gehitu Magazine, le enseñé el cómic de Ana, que ya existía, y me planteó que la próxima revista iba a ser sobre el VIH. Me pidió algo relacionado y yo nunca había trabajado por encargo, pero me pareció un reto. Y a partir de ahí mi activismo y mi actividad creativa tomaron fuerza. Al poco tiempo fui presidenta de Gehitu.

¿Ahora dibuja también sobre otros temas?
Sí, pero mi nicho es el de la diversidad sexual y de género. Ahora estoy haciendo un trabajo para Unesco etxea y es sobre este tema. Será otra versión de Ana con otro tipo de historias y público.

Sufrió algunos ataques durante la campaña de ‘crowdfunding’ con META! ¿Son casos aislados?
Cuando recibí los insultos me quedé bloqueada porque no me había pasado en la vida. No supe cómo reaccionar. Pero desde la plataforma Goteo.org, que gestionaba la campaña, me llamaron y me dijeron que no les había pasado nunca. Lanzamos entonces una nota de prensa entre las tres partes, con la Diputación, rechazando los insultos.

Creo que aquí en Euskadi tenemos mucha suerte. Nuestra sociedad es un pelín más avanzada socialmente. Pero da mucho miedo lo que estamos viendo ahora con la ultraderecha. Las minorías siempre son chivos expiatorios y eso se contagia. La gente joven es muy permeable, se está formando un caldo de cultivo que es peligroso.

¿Hemos avanzado menos de lo que se debería?
Evidentemente es más fácil declararte lesbiana ahora que cuando yo descubrí que lo era. Pero no resulta tan fácil como creemos. Hace no mucho me entrevistó una chica de 25 años para un suplemento cultural. Me decía que se sentía identificada con la historia de Ana y me dio pena porque nos separan 25 años…

Yo he crecido con el mismo rechazo a ser lesbiana, gay o trans que cualquiera otra persona. Vivo en esta sociedad y no me transmite cosas positivas sobre estas personas. Tengo que luchar contra lo que piensa la sociedad y contra lo que yo tengo dentro. 

Técnica más depurada

Dice que Ana ha crecido y vuela sola. ¿También su técnica se ha desarrollado?
Me preocupo más por la narración, las viñetas, los recursos… y eso se nota. Las viñetas de ahora se parecen poco a las de antes. Las líneas son más claras, el trazo más seguro… Yo soy consciente de mis limitaciones. Hay gente que dibuja maravillosamente.

En 2019 me lancé a un proyecto de novela gráfica que por ahora las editoriales me han rechazado. Algunas me han dicho qué es lo que no les convence y eso lo he agradecido. Todo eso lo interiorizo.

¿No volvería al sistema de ‘crowdfunding’ para editar esa novela gráfica como hizo con META!?
No quiero presionar más a familia y a amigos que me ayudaron mucho. Llegado este punto prefiero poner yo el dinero que dar la lata. Mi madre ya me ha comprado muchos cómics, la verdad. Y toda la gente que me quiere. Y es que en un ‘crowdfunding’ el peso recae en la familia y los amigos.

¿Cuáles son sus influencias en el cómic?
Mi personaje favorito siempre ha sido Spiderman. Ocurre que en la adolescencia buscaba otro tipo de historias que no encontraba. Hasta que descubrí a Alex Robinson, que editó en su día ‘Malas Ventas’. Era una especie de ‘Friends’ en cómic. Redescubrí el género y a partir de ahí admiro a muchos dibujantes y guionistas. Paco Roca es un pasada. También Antonio Altarriba, que me escribió el prólogo de Ana. ‘El Arte de volar’ para mí fue impresionante. Susanna Martín me gusta mucho y acaba de editar el cómic ‘Annemarie’. Y de vez en cuando vuelvo a los superhéroes. 


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