«Me pasó el guión mi hija, que me dijo que quería hacer este proyecto y faltaba el ‘papá’ de la película». Así lo ha reconocido hoy Eduard Fernández tras verse en el Festival de San Sebastián ‘La hija de un ladrón’, la ópera prima de Belén Funes que protagoniza Greta, que además de lograr que su padre se sumara al proyecto ha conquistado a los críticos con su actuación.
‘La hija de un ladrón’ deja libertad al espectador, que debe hilar qué puede haber pasado en la relación entre los dos hasta llegar al presente que viven los personajes. La película muestra a una mujer joven «que con sólo 21 años ya está de vuelta de todo, no le queda nada por aprender. En el rodaje decíamos que es una niña con ojeras y eso me enternecía. Ella sólo trata de sobrevivir en un entorno muy hostil», ha expresado la directora.
Cuestionados padre e hija sobre si la relación familiar facilita el rodaje o todo lo contrario, Eduard Fernández ha sido claro: «Cuando un guión está bien escrito hay que hacer lo que pone. Especulábamos si sería duro, pero resultó sencillo e íbamos bien acompañados. Pasito a pasito». Tierno, el actor ha reconocido que ahora está en San Sebastián para «babear» viendo la actuación de su hija.
Para Belén Funes, la directora, «todo ha sido muy casero. Hecho entre nosotros». Y reconoce que la decisión de no contar qué ocurrió entre los personajes con anterioridad despertaba dudas hasta el punto de que llegaron a rodar una escena donde todo se aclaraba. Al final decidieron no meterla.
Greta Fernández está encantada de la experiencia y del resultado. «Llevo desde los 16 años actuando y nunca me había llegado un personaje tan protagonista. Me hizo mucha ilusión. El rodaje fue duro. Estar aquí es una cosa que no esperábamos», ha reconocido.
Su personaje es presa de la soledad y eso está latente toda la película. «En un mundo en el que estamos todos tan conectados a ella no la llama nadie», ha comentado Funes.
Cuestionada la directora sobre la supuesta falta de implicación política del film (la protagonista habla castellano en vez de catalán y no hay referencias políticas al procés), Funes lo ha dejado claro: «En la periferia, donde hay más dificultades, las banderas desaparecen. Allí la gente está en otra. Y esto también es una forma de hablar de política».
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