‘Gregorio Ordóñez. La vida posible’ ya es realidad en el Palacio Miramar 25 años después del asesinato de un hombre a causa de sus ideas políticas. Objetos personales como fotografías y cartas, carteles como huella de su intensa vida pública, portadas de periódicos, imágenes de su funeral… «Algo habremos hecho mal», ha expresado la viuda Ana Iribar, alma mater de este homenaje, «cuando 25 años después las palabras de Gregorio siguen siendo tan importantes».
Este mensaje se lo pretende trasladar Iribar hoy mismo a las personalidades que está previsto que se acerquen al Palacio Miramar: los populares Pablo Casado y José María Aznar, el Lehendakari Iñigo Urkullu, representantes del Ministerio de Interior y del Consistorio donostiarra…
Y es que mientras el museólogo Enrique Bonet considera que la exposición lanza un «mensaje optimista», hay una herida abierta que trasluce durante toda la muestra.
«El discurso al que se enfrentó Ordóñez cuando ETA mataba casi semanalmente no puede tener cabida en una democracia», ha expresado Iribar cuando ha sido cuestionada al respecto. Y también se ha referido a las «tareas pendientes» vinculadas a las víctimas del terrorismo: «más de 300 familias que no han visto resuelto su caso, siendo como es la justicia un pilar de la democracia y un consuelo», ha dicho.
La exposición recibirá a los escolares, se verá en el resto de Gipuzkoa, viajará a Bruselas a finales de septiembre y podrá ser vista en Madrid. «Invito a los jóvenes a que vengan a conocer a otro joven», ha expresado Iribar, recordando que su marido tenía 36 años cuando fue asesinado en el bar la Cepa.
Todos quienes han colaborado en la exposición reconocen su enorme vinculación emocional con esta iniciativa. El cineasta Iñaki Arteta que ha elaborado los audiovisuales, el propio Enrique Bonet, la comisaria María Jiménez… «Para quienes lo conocieron y quienes no lo conocimos se ven en esta muestra unos valores que nos interpelan a todos», ha expresado esta última.
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