No se le pueden negar inquietudes al donostiarra Iñigo Cavanillas. Hace casi cuatro años lanzó en redes sociales DonoSStia Oculta, un vehículo con la intención de “dar a conocer lugares escondidos” de la Bella Easo. Pero lo cotidiano se le quedó corto y, a finales de julio de 2018, emprendió una auténtica aventura pedestre: la Transpirenaica o GR11. Es la ruta de 800 kilómetros -y casi 80 de desnivel acumulado…- que une el Cantábrico (cabo Higer, Hondarribia) con el Mediterráneo (Cap de Creus, Girona), atravesando el Pirineo entero.
Solo que, en su caso, Cavanillas añadió un prólogo de unos miles de metros: partió de su propia ciudad, como no podía ser menos en DonoSStia Oculta. Y, sobre todo, grabó todo el recorrido con su cámara. Tardó 29 días en llegar al Mare Nostrum, y otros cinco meses en seleccionar las toneladas de material inolvidable que había captado, escoger las mejores y más relevantes escenas, ponerles música… Ha confeccionado así una trilogía audiovisual agrupada bajo el significativo título GR11: la Transpirenaica desde San Sebastián. Está colgada en YouTube, y se puede visitar mediante el enlace de un poco más abajo.
Aunque lleva poco tiempo publicada, está teniendo muy buena repercusión, añade su creador: “No sé si decir que creo haber creado un nuevo género de película-documentales para Internet”. Porque, atención, es mucho más que una mera sucesión de imágenes maravillosas: incluye una trama paralela de misterio “que, en principio, no se desvelará hasta el final”, explica el mismo Cavanillas.
Pincha aquí para visitar la película-documental ‘GR11: la Transpirenaica desde San Sebastián’
“Buscaba nuevos retos”
Como cuenta Iñigo, DonoSStia Oculta nació en marzo de 2015 en redes sociales para tratar de “ver Donostia desde los ojos de un turista que viene por primera vez y se fija en todos los detalles. La parte negativa del donostiarra es que eso, ese detector que hace que nos fijemos en las pequeñas cosas que oculta la ciudad, lo ha perdido”.
Con el paso del tiempo, añade, desde allí ha promocionado eventos como ‘Tortilla oculta’ (“un reconocimiento popular de cuál es la mejor tortilla de la ciudad””), la ‘Búsqueda de Urgull’ (gratuito y para todos los públicos, “que desbordó nuestras expectativas”) o propuestas de caminatas para “enseñar lugares ocultos”.
Pese a todo, su universo va más allá de su querida ciudad. Caminar es la forma ideal de conocer y, tras “muchos Caminos de Santiago, buscaba nuevos retos”. Después de tres años de “preparación logística, por fin pude hacer la Transpirenaica”. Pero “lógicamente, siendo DonoSStia Oculta, quise que la ruta empezara desde mi casa”, y no en Higer, donde se sitúa la primera de la interminable sucesión de marcas blanquirrojas que guían al expedicionario por el Sendero de Gran Recorrido (GR) 11.
Caminar y registrar
Y, a partir de ahí, a sudar, y deleitarse con maravillas naturales y sus pobladores. E ir grabando, y dando explicaciones a cámara. La que usó fue “la GoPro Hero 6, junto con un estabilizador que daba ese efecto cinematográfico en muchas tomas”, si bien no ha quedado del todo conforme con este último: “Ha sido mi peor enemigo, porque ha estropeado muchos audios de la película”.
Estaba previsto que compartiera su aventura con otras dos personas, pero nunca coincidieron los tres a la vez, “por motivos de salud”. Con el primer acompañante (Marcos, un orduñarra de 61 años), caminó las dos primeras semanas; y la otra aventurera (Laia, una profesora catalana) “se incorporó a la ruta en el momento que se retiraba el primero”.
Cinco meses de ‘pospo’
El recorrido, como hemos visto, le llevó casi un mes, en el que perdió unos cuantos kilos, “aunque físicamente vi que podría haberlo hecho en una semana menos”. Aun así, “al ser mi primera vez en alta montaña, preferí ser un poco más precavido y dosificar los esfuerzos”.
La ruta de Iñigo terminó a finales de agosto de 2018, “y el mismo 1 de septiembre ya me estaba comprando el ordenador y el programa de edición para poder crear la película. No fue barata la inversión”, admite, “ya que se necesita un ordenador potente para mover un vídeo tan largo, en 4K y en 60 fotogramas por segundo. No represento a ninguna empresa, y DonoSStia Oculta no tiene ánimo de lucro”, recuerda el montañero. Así que, en lo que al material y la logística se refiere, “yo he afrontado todos los gastos”.
Pasado el filtro de la posproducción, que le ha llevado cinco meses extra (“cuando terminaba mi jornada laboral, era mi primera tarea al llegar a casa”), la meta ha sido esta trilogía de tres horas de duración total, a unos 60 minutos por capítulo.
¿Picos? ¿Dolomitas? ¿Córcega?
Y el resultado ha valido realmente la pena. Respecto a la posibilidad de presentar el proyecto a algún festival, “no lo descartaría en un futuro, pero tengo que dar con la tecla para considerarlo perfecto”, responde Cavanillas.
¿Nuevas aventuras, nuevos proyectos de este tipo? “Rotundamente sí”, vista la repercusión y su renovada experiencia en montaña. Hablaríamos de “proyectos audiovisuales que enseñen con detalle las principales rutas de montaña”, pero a la vez, como en su primera obra, “con una trama paralela que dé misterio a los documentales, misterios que aportan algo de intriga para que te atrapen hasta el final”.
“Como proyecto a corto plazo”, sigue el aventurero y creador, “tengo la vuelta a los Picos de Europa, la vuelta a los Dolomitas (Italia) o la GR20, esto es, la isla de Córcega de punta a punta”.
Aquí estaremos, esperando novedades con ilusión. Por ahora, gocemos de esta delicia que nos mete de lleno en los grandiosos Pirineos. Y, por cierto, ¿qué significarán esos extraños números…? (*)
(*) véase GR11: la Transpirenaica desde San Sebastián
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