Desde esta pasada medianoche no hay otro sonido en Donostia que el de los tambores y los barriles y el de las marchas de Sarriegui para mantener el compás festivo. Han sido miles de personas las que han vuelto a llenar la plaza de la Constitución haciendo caso omiso de las malas previsiones meteorológicas para disfrutar del día más grande de la ciudad. Y como premio no ha llovido.
Las tamborradas se suceden por la Parte Vieja, el Centro y los barrios, y entre parada y parada tamborreros y tamborreras aprovechan para entonarse.
Richard Oribe, el Tambor de Oro, ha sido uno de los protagonistas de la Izada en que ha participado tras la cena en de Gaztelubide en que también el alcalde Eneko Goia y su pareja han tomado parte 30 años después de que lo hiciera el último alcalde.
Donostia, en fin, ya está en fiestas. Habrá que ver si la Tamborrada Infantil también tiene suerte y se libra de la lluvia anunciada. La fiesta ya está en marcha.
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