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El origen

Glad is the day: 10.000 euros, en Egia y con trasfondo político

Repaso e historia del festival de música que tomará el domingo el parque Cristina Enea en su séptima edición

Foto: Santiago Farizano

No tiene pinta de gran festival de verano. No hay escenarios esparcidos por un recinto descomunal, ni una entrada por la que se accede en cola india después de sortear varios accesos de seguridad. Los patrocinadores de empresas de telefonía móvil y de grandes cerveceras brillan por su ausencia. Los asistentes se cuentan por unos pocos miles. El parque Cristina Enea del barrio de Egia -también conocido como Gladys Enea, en homenaje a la activista ecologista donostiarra Gladys del Estal abatida de un disparo por la policía en 1979 durante una manifestación antinuclear- no entra en el circuito turístico donostiarra que afecta a las zonas más cercanas al mar.

Los grupos seleccionados no son las típicas figuras que llenan festivales o las plazas de las fiestas de nuestros pueblos y ciudades. Música variada, djs aptos para la generación Z y un amplio mercadillo son los reclamos con los que vuelve a afrontar este año su séptima edición el festival Glad is the day el domingo 27 de agosto. Por un lado, punk rock (Señor No), indie pop puro (Las Ligas Menores), bugalú (Tito Ramírez), surf instrumental (La Ola Maldita) y el reggae y hip hop de los iruneses Kulto Kultibo. En el segundo escenario, denominado Ruina Sónica, hacia el colegio Mundaiz y dirigido a un público más juvenil que conecta con las actuales tendencias urbanas, se alternarán los DJs y las actuaciones en vivo de Euskoprincess, Alai, Yxeb 3000, Kievra, Mutiko, Denso & Tatta, Yugen Kala y Gazzi.

El símbolo ecologista
Glad is the day nació hace ocho años en los albores de la capitalidad cultural europea. El nombre es al mismo tiempo un juego de palabras y un recuerdo del fatídico suceso antes mencionado durante la Transición. Del Estal es el símbolo ausente de un certamen donde la música se erige como motor político. Desde Ecologistas en Acción resumen de este modo lo que sucedió con ella en su página web: “El 3 de junio de 1979 fue asesinada Gladys del Estal Ferreño por el guardia civil José Martínez Salas en Tudela (Navarra), durante una manifestación antinuclear. El asesino fue juzgado el 14 de diciembre de 1981 en Pamplona en un proceso lleno de irregularidades, y condenado a solo un año y medio de cárcel, que no llegó a cumplir ( ). Gladys del Estal tenía 23 años cuando la mataron, vivía en el barrio de Egia en Donostia, era programadora de informática en una pequeña empresa y compaginaba su trabajo con sus estudios de Químicas”.

Gladys2 1024x768 - Glad is the day: 10.000 euros, en Egia y con trasfondo político El teaser
Las salas Bukowski y Dabadaba lograron reunir 10.000 euros y una especie de prueba piloto se celebró en agosto de 2015. Egia, un año antes de la apertura de Tabakalera, entraba de lleno en el mapa de actividades culturales de la ciudad. Aquella jornada una espectacular tormenta de verano sorprendió a los asistentes como colofón del festival, por lo que el concierto de los barceloneses Tiki Phantoms tuvo que trasladarse de la explanada del parque al Dabadaba, resguardados de la lluvia. La fiesta continuó de noche, ya en el Bukowski. Fue el inicio de los domingos maratonianos del Glad is the day. La edición inaugural, “el teaser”, como lo definió uno de sus impulsores, Álex López-Allende, salió bien pese al imprevisto meteorológico.

Crisis 2016
Al año siguiente, en plena vorágine de actividades de Donostia-San Sebastián 2016, sus organizadores se encontraron con un inesperado hándicap. En un momento en el que parecía que caía dinero del cielo para todo tipo de actividades culturales, el presupuesto se redujo en 1.000 euros. Se pasó de una partida de 10.000 a 9.000 euros. Cundió el desánimo: el tijeretazo podía dar al traste con la continuidad del festival.

“Nos pidieron hacer una primera edición en 2015 para sembrar algo así como un teaser y luego ya crecer en 2016”, recordaría López-Allende. No sucedió exactamente así. “Cuando nos juntamos para empezar a trabajar, la primera noticia que nos dieron fue que no solo no íbamos a crecer sino que nos reducían el presupuesto un 10%. Aquella respuesta, en aquel contexto de ver la pasta que estaban teniendo otras iniciativas musicales impulsadas por la Capitalidad, nos desanimó mucho”.

El festival pendió de un hilo. Los carteles se empezaron a pegar en el mes de julio y, finalmente, tras la implicación de la propia capitalidad cultural en la gestión del evento, la segunda edición salió adelante el domingo 8 de agosto.

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En las profundidades de Cristina Enea. Foto: Donostia Kultura

La consolidación
Rápidamente se convirtió en tradición. Un plan alternativo en el verano donostiarra, el primer domingo de agosto, gratis y rodeado de amigos y familiares en un entorno natural alejado del follón estival. Bingo. La iniciativa caló entre vecinos del barrio y donostiarras en los posteriores años prepandémicos (2017, 2018, 2019) y obtuvo el necesario apoyo institucional. La entidad municipal Donostia Kultura “asumió el legado de la capitalidad cultural” y llevó las riendas de la organización en un formato mixto de conciertos y DJs que, con pequeños matices, se ha mantenido hasta el día de hoy.

Horizontalidad y eclecticismo
No se suele apostar por grupos demasiado conocidos para el gran público. Es un festival de pequeño formato compuesto normalmente por bandas emergentes y de espíritu independiente. El sello del Glad is the day se muestra en la horizontalidad de su selección. No hay cabezas de cartel y se juntan artistas variopintos que, de alguna manera, terminan conectando entre sí. Las piezas del puzle musical terminan encajando y esa marcada idiosincrasia igualitaria y ecléctica es reconocible en todas sus ediciones. Cada cual tiene sus grupos y momentos favoritos, y ya está.

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El grupo Mujeres en el Glad is the day de 2018. Foto: Santiago Farizano

Agosto en Egia
Tras el paréntesis provocado por la pandemia y las severas restricciones, el festival regresó en 2022 con un importante anuncio: pasó del primer domingo del mes al último, el 28 de agosto. La razón, según adujo López-Allende a DONOSTITIK el año pasado, es la hierba de Cristina Enea. “El parque tiene sus limitaciones y es el que manda. Se considera que el césped tiene sus ritmos y hacerlo el primer domingo de agosto alteraría esos ritmos. Tiene algo de final del verano o inicio del curso que no está mal, aunque es verdad que hay otras contrapartidas, como aumentar el riesgo de incertidumbre con el tiempo o reducir las horas de sol disponibles”. Por el momento, no parece que el domingo 27 por la tarde vaya a llover o haga calor. Las temperaturas oscilarán entre los 16 grados de mínima y 20 de máxima.

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El grupo Melenas en el escenario principal. Foto: Santiago Farizano

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