La Diputación de Gipuzkoa ha presentado la convocatoria de 2022 de sus ayudas para la cooperación al desarrollo. Se repartirán 3,8 millones de euros, y las propuestas se recogerán desde ya hasta el 2 de mayo a las 14.00 horas.
En palabras del diputado de Cooperación, Harkaitz Millan, esos fondos reflejan “el ejercicio de solidaridad de Gipuzkoa para con el mundo”. Estarán destinados a proyectos relacionados con cinco posibilidades principales: el desarrollo social en el mundo; la educación para la transformación; proyectos coyunturales de carácter local; emergencias humanitarias; y África, el continente desfavorecido por antonomasia.
Millan ha incidido en que el hecho de que Gipuzkoa siga siendo solidaria es clave, tras dos años de pandemia mundial con “evidentes repercusiones para la solidaridad en el mundo”, y en las últimas semanas con una guerra en el Este de Europa que, a su vez, “nos recuerda tambén que hay guerras en otros lugares”.
Ante el actual auge de discursos “particularistas, excluyentes, aislacionistas y nacionalistas”, ha proseguido Millan, resulta “especialmente relevante que Gipuzkoa quiera dar un paso al frente y mantener su compromiso con la solidaridad internacional, la fraternidad y el progreso de toda la humanidad. Esto, que suena tan rimbombante, quizá lo era hace 2 o 3 años; desgraciadamente, hoy cada vez es menos rimbombante y más práctico”.
Fernando San Martín, director gipuzkoano de Cooperación Internacional, ha precisado que la convocatoria de 2022 ya se entronca en un contexto nuevo como es el nuevo Plan Director de Cooperación para la década 2021-2030. “El objetivo principal” de las ayudas, ha subrayado, “es reducir la pobreza y la desigualdad”. Pero esto hila con otras aspiraciones “transversales” como la igualdad, la lucha contra el cambio climático y la defensa de los derechos humanos “mucho más vulnerables”, como los “del colectivo LGTBI” en países donde salirse de la norma puede llevar a estas personas incluso a la muerte.
Dos ejemplos reales
A continuación han hablado dos representantes de proyectos que se llevan a cabo en otros continentes gracias a la ayuda de los gipuzkoanos, “para que veamos que de lo global se desciende a lo local”, ha precisado Millan.
Una de ellas ha sido Miren Rodríguez, representante de la ONG Munduko Begiak, que trabaja en mejorar la salud ocular de la población en el departamento de Oruro (Bolivia). En el mundo, ha dicho Rodríguez, de los 1.100 millones de personas con deficiencia visual que hay en el mundo, el 90% viven en países con rentas medias y bajas, y más de la mitad son mujeres y niñas. Causas que aquí son solucionables pueden dejar ciega a mucha gente sin medios, y es lo que trata de solucionar Munduko Begiak.
Ha tomado también la palabra Nati Campillo, de Unicef, que ha destacado que “gracias a este apoyo económico” que le dan los gipuzkoanos a través de la Diputación “podemos hacer de la vida de los niños y niñas especialmente de África un mundo menos malo”. En 2021 la ONG ha recibido apoyos para proyectos importantes en Mali y Malawi. En el primero de ellos, en mitad de “una de las mayores crisis olvidadas del mundo” (más de 7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, y unos 5 millones son niños), Unicef está desarrollando un proyecto con 44 escuelas, por ejemplo.
Ha añadido Campillo que la Diputación de Gipuzkoa ha sido “la administración más ágil de Euskadi en movilizar los recursos extraordinarios para la emergencia de Ucrania. Enseguida que tocamos la puerta”, asegura, se dio cuenta de la urgencia de la situación.
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