Arena, arte, respeto. El lema del instagram de Germán Cedano (@calat33) se respira a cada paso en su rincón de la playa de la Concha, a lo largo de su jornada laboral, marcada por las campanas del reloj del Ayuntamiento donostiarra, el trino de los pájaros que anidan en el muro a sus espaldas, el graznido de las gaviotas, el sonido de las olas, así como el de las monedas que lanzan los turistas sobre la sábana, de las que algunas tintinean en el bote metálico, siempre acompañadas del «gracias» de este artista callejero, habitante del lienzo de arena.
En este escaparate sin parangón, Germán, peruano de Lima de 45 años, lleva los últimos 6 dibujando mandalas y otras obras de arte efímero con sus rastrillos, de los que hoy, lunes 3 de julio, ha traído 4. «Hoy es un día perfecto, porque no hace mucho calor y hay alguna nube, pero tampoco llueve», celebra. Y tiene toda la razón, pues la sombra de las nubes realza el contraste, las texturas, el relieve, así como el ángulo en el que caiga el sol y aquel desde el que tomemos las fotos condiciona el color con el que aparece en cada una la arena, sin filtros de instagram, trampa ni cartón.
Si ha probado usted alguna vez a dibujar un círculo grande a pulso en un papel, le sorprenderá saber que este artista no utiliza ninguna cuerda para delinear sus mandalas de hasta 30 metros de diámetro. «¿Cuánto tiempo te ha llevado?», le pregunta un turista. Tres horas esta vez, contesta Germán mientras una osada gaviota se posa en el centro del diseño.
El oficio también conlleva trucos, claro, no solo talento. «La gente reconoce que es mi obra cuando pongo ese bastón de caminar en un extremo». También por su firma, @calat33, acompañada del imprescindible «Eskerrik asko».
Germán suele acompañar sus dibujos con alguna palabra con efecto de relieve, pero no esta vez, porque tenía «poco margen por la marea». Hoy ha terminado su dibujo a las 10.45, y la marea se lo llevará a las 15.20, según ha calculado. «Cuando vengo de Amara por el río ya me hago una idea de cómo va a estar la arena», fruto de los años de experiencia y de la observación, porque «esto no se estudia».
Cedano encuadra su trabajo dentro de la corriente denominada Land Art, Arte de la Terra. Se reconoce «adicto al arte», hoy lleva varias revistas sobre ella en la mochila, y estudió dirección, realización y guión de cine en dos academias distintas de Madrid. Pero es en esta playa donde ha encontrado su modo de ganarse la vida, así como su pasión y, por qué no, su lugar en el mundo. No en vano, su obra aparece en un vídeo promocional del Ayuntamiento de 2019 titulado «Donostia te quiere» como una atracción más de la bella Easo.
«Aprendo cada vez más. No quiero dormirme en unos laureles que tampoco tengo. Esta corriente artística, el Land Art, es muy gratificante. Empecé por necesidad económica como artista callejero, pero me quedo con él porque es el espacio donde puedo expresarme libremente sin ningún tipo de barreras. Es muy gratificante y mágico, la iluminación la pone la naturaleza, aquí no hay filtros, y además la interacción con el público es muy bonita, mágica y espontánea. El feedback emocional es importante».
Germán es muy conocido por haber realizado también encargos como una pedida de mano por parte de un ciudadano británico, así como un gallo y una gallina que le pidió una amiga como regalo de boda para sus padres «que por fin se casaban», sonríe, y cuyos respectivos motes eran esos animales. También ha utilizado sus rastrillos sobre los arenales de la Zurriola y Ondarreta ocasionalmente, donde ha hecho trabajos «más personales», pero siempre con arena, arte y respeto, y la debida gratitud hacia el público que disfruta sus obras sobre el lienzo de arena.
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