«Fuego, agua y naturaleza. Los tres elementos que mandan en San Juan y que pese a lo ancestral siguen presentes hoy en día», dice Aitor Ventureira, buen conocedor de la cultura vasca. Solo en Donostia será una veintena de hogueras la que ilumine esta víspera de San Juan en una escena que se repetirá la noche del domingo al lunes por todo el territorio.
«Antiguamente las hogueras se hacían en las encrucijadas de caminos y en los caseríos. Y se procuraba quemar alguna planta con un significado especial como el saúco«, explica Ventureira, recordando que las hogueras son la representación del sol en la tierra. Y es que a partir del solsticio de verano, que celebramos en esta fecha, los días se van acortando. «La luz empieza a perder la batalla frente a la oscuridad y surgen los rituales para lograr que ese sol pueda volver a renacer. Porque el miedo ancestral era que no la luz volviera a surgir».
San Juan cristianizó el solsticio de verano, lo convirtió en una fiesta religiosa, y se generó una simbiosis enormemente rica. «Se mantienen los rituales y conjuros. En Urdiain (Navarra), por ejemplo, se repetían los conjuros para librar los campos de las plagas. Y en Iantzi (Navarra) hay un santuario neolítico a donde la gente acude en esta fecha a recoger agua de una fuente y a caminar descalza sobre un pequeño canal. San Juan el Viejo, se llama el santuario, que muere para dar paso a San Juan el Joven. Cuando termina el ritual, la gente sube a la cueva y se celebra una misa cristiana en el altar«.
Los otros dos elementos, junto al fuego, son el agua y las plantas. Sobre el agua ya se ha hablado, paseos a las fuentes, caminar descalzos en el rocío. Y las plantas son el tercer elemento esencial de esta festividad. «Es tradición en San Juan recoger ramas para protegernos frente a brujas, espíritus… espino blanco y fresno sobre todo. De hecho en Tolosa aún se ponen las ramas de fresno en las tiendas», explicó Ventureira, antes de referirse al tradicional ramo de San Juan: «Se recogían ciertas plantas, margaritas, caléndulas, ruda… esos ramos se bendecían en la iglesia y se guardaban para la hoguera del año siguiente«.
También pervive en varios puntos del territorio la tradición del ‘mayo’. En Olaberria (Gipuzkoa), por ejemplo. «Plantan el mayo, el árbol que se corta en el monte, y se baja al pueblo. En otros pueblos se hace un mes antes y de ahí el nombre. En todo caso simboliza el renacimiento del bosque».
Con las hogueras de la noche del domingo al lunes (que la previsión de lluvia mantiene un tanto en vilo) se repetirá la tradición que comenzó ancestralmente para simbolizar ese sol y ayudarle a que mantenga su fuerza y renueve su energía. «La naturaleza ha sufrido una explosión en primavera. La hemos visto. Ahora es momento de renovar esa energía de forma simbólica».
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