Han pasado 23 años desde que el caso Nevenka acaparó titulares y programas de televisión en este país que no tiene demasiados motivos para estar orgulloso cuando del terreno de los abusos sexuales se trata. 23 años después, en fin, el equipo que ha presentado hoy ‘Soy Nevenka’ en el Festival de San Sebastián’, con Iciar Bollaín a la cabeza, ha narrado que tuvo que rodar en Zamora y Bilbao porque en Ponferrada hubo «silencio administrativo» en respuesta a la petición de rodar allí, la ciudad donde transcurrió este drama. «En las calles de Ponferrada aún había miedos y silencios», han añadido, «es un tema no resuelto». Cuando un grupo de la oposición preguntó al equipo de gobierno ponferradino por qué no había dado los permisos para el rodaje, éste respondió que por posibles daños arquitectónicos.
Hoy, en fin, se ha presentado en el Zinemaldia ‘Soy Nevenka’, que al igual que ocurrió con Maixabel, también de Iciar Bollaín, mira al pasado reciente escapando de los trazos gruesos y los titulares para llegar al fondo de los personajes que protagonizan la historia. En este caso Nevenka (la actriz Mireia Oriol) y su acosador y entonces alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez, que encarna el actor Urko Olazabal.
«Los productores Koldo Zuazua y Juan Moreno me propusieron volver a trabajar juntos y la de Nevenka me pareció una grandísima historia y además ya han pasado 23 años», ha narrado Bollaín, quien realizó «un casting largo y cuidadoso». Si bien el proceso judicial les parecía apasionante, quisieron centrarse en el acoso.
Respecto a cómo han cambiado las cosas estos 23 años, Bollaín lo tiene claro: «ha cambiado la respuesta en la calle y en los medios, pero cuando se habla de abusos todavía ponemos el foco en la víctima, cuando hay que mirar al agresor. Hay que aislar a los acosadores y no ser cómplices con nuestro silencio», ha añadido.
«Nevenka siempre ha dicho que la suya es la historia de todas las mujeres que han vivido algo similar», ha narrado la actriz Mireia Oriol, quien a la hora de enfrentarse al papel optó por poner en valor sobre todo el amor propio de Nevenka. «Es la base del personaje. Hay que tener fe en ti misma para hacer algo así y denunciar».
Por su parte Urko Olazabal tuvo que huir de la sombra de la víctima para llegar a convertirse en ‘el malo’, y lo hizo a base de intuición e investigando con detalle los patrones de los acosadores.
‘Soy Nevenka’ es de los platos fuertes de este Zinemaldia. La ambientación, los colores, el vestuario, las actuaciones, el guion… la hacen posicionarse muy arriba en esta sección oficial que acaba de empezar. Además, igual que con Maixabel, ‘Soy Nevenka’ es una película que no pierde de vista su valor social. «Esta película puede ayudar a señalar a los acosadores», ha dicho Mireia Oriol.
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