Existe un Fer García ecuatoriano en el mundo de la música que hace pop comercial y de aires reguetoneros. Evidentemente, este no es nuestro hombre. Algunos conocimos a Fer García con su proyecto de rock The Young Wait, donde emulaba a The Band, Neil Young, Wilco y otras superestrellas de la escena norteamericana con dos álbumes de temas propios cantados en inglés. Fer trabajaba en la tienda de instrumentos musicales de su barrio, en Egia, cuando conoció al músico de Alabama Chip Kilpatrick, y ahí surgió la chispa. El grupo llegó a fichar por el sello y promotora de Madrid Lucinda Records y siempre tuvo a la crítica de su parte.
En 2020, cuando el mundo se paró por la pandemia, el músico aprovechó para componer nuevos temas en su casa-estudio Green Farm Recordings de Bidania-Goiatz. Pronto se dio cuenta de que las nuevas canciones, más experimentales y conceptuales, lejos de los cánones habituales de una canción pop, no encajaban con el estilo de su banda de rock. Aparcó The Young Wait y se lanzó a dar forma a su carrera por cuenta propia en la que los paisajes sonoros y vanguardistas de la guitarra, la música ambient, el jazz o el folk más etéreo acaparaban el protagonismo. Reseteó su carrera. “Ambos proyectos están vigentes, pero de momento tengo al grupo parado y quiero probar como artista en solitario. Este es el comienzo de una nueva etapa”, dice Fer en referencia al minialbum de siete temas titulado Bleak Portrait que publicó a finales del año pasado.
En su debut el rock sale de refilón y resulta difícil de encasillar. La voz apenas tiene protagonismo y solo aparece para redondear alguno de los temas, como en la evocadora ‘Gordon’, el último corte del disco. En esta nueva era, Fer García ha tratado de explorar nuevos territorios producto de la inquietud innata del músico donostiarra. “Estuve un largo tiempo investigando para lograr dar con la tecla y hacer algo diferente”, cuenta. Se empapó de sellos alemanes experimentales, descubrió a guitarristas de jazz que habían ido un paso más allá con sus instrumentos y también menciona los trabajos de Brian Eno o algunas producciones de Daniel Lanois como fuentes de inspiración.
Él lo ha hecho todo o casi todo: desde tocar la guitarra y el bajo, meter los sintetizadores, la grabación, mezcla, producción y masterización. En los créditos solo sale un nombre más, el del teclista Jesús Aramberri, quien lo acompaña desde los tiempos de The Young Wait. La portada de color verdoso de Bleak Portrait ha corrido a cargo de su hijo de siete años, Adrián.
En el ático de su casa en Tolosaldea se encuentra el estudio Green Farm Recordings, que no empezó a carburar hasta la visita de un ilustre músico de San Sebastián: Diego Vasallo. “Le encantó, y fue él quien me animó a usar el estudio”, recuerda García. Una parte importante del último EP del ex Duncan Dhu, Malo ni bueno (2023), el décimo de su carrera en solitario, se grabó ahí.
García y Vasallo se conocieron en 2021. El veterano artista donostiarra quería formar una nueva banda con músicos locales con los que pudiese ensayar e irse de gira con ellos. “Me llamó un día y hablamos mucho de música y de poder llevar las canciones a un terreno más experimental”, recuerda García. “Buscaba un guitarrista rockero pero con la puerta abierta a la experimentación, tanto en la composición como a la hora de generar texturas y ambientes. Y a partir de ahí fuimos conectando”, añade.
Actualmente, forma parte de la banda de acompañamiento de Diego Vasallo y, entre otros sitios, a finales del año pasado presentaron el EP Malo ni Bueno en la sala club del Teatro Victoria Eugenia. El flechazo musical entre ambos músicos perdura. “Tenemos muchas cosas en común, sobre todo con la forma de ver la música. A los dos nos interesa mucho la producción, no solo la parte instrumental, sino el concepto entero de la canción”, explica. Y se retroalimentan el uno al otro. El día de la conversación con DONOSTITIK, García estaba trabajando en unas canciones de la banda madrileña Black Toska que ha conocido a través de Diego Vasallo, encargado del artwork de sus discos. Los trabajos de otras bandas en la órbita del músico donostiarra también se han gestado aquí.
García ha iniciado un doble camino entre sus tareas técnicas en su estudio en el corazón rural de Gipuzkoa y su carrera como solista. Aunque de momento no ha podido llevar los temas de Bleak Portrait al directo, tiene a la banda en mente: un trío formado por él mismo a la guitarra y las voces, el batería Oriol Flores y su teclista de confianza, Jesús Aramberri. Las presentaciones en vivo del álbum las visualiza en “una sala o auditorio pequeño”; una experiencia más cercana al visionado de una película que a la del clásico concierto de rock con cerveza en mano. No es una propuesta para todos los públicos (ni para todos los gustos) y tampoco pretende serlo. “Intento no pensar en si llego a la gente o no. El setlist es muy limitado y tengo la cabeza en grabar más temas y editarlos. Quiero seguir una línea y luego ya veremos”, culmina.
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