(EFE). Fátima Hacine, madre de Santi Coca, el menor fallecido en 2019 tras recibir una paliza en el exterior de una discoteca en San Sebastián, ha señalado que la familia tiene intención de recurrir el veredicto conocido el martes que equivale, a su juicio, a que «nadie pague» por la muerte de su hijo.
Tres de los cuatro acusados de la muerte de Santi Coca fueron absueltos el martes por el tribunal del jurado encargado del caso, mientras que el cuarto fue encontrado culpable de un delito de homicidio por imprudencia grave.
Un quinto imputado ya quedó en libertad la semana pasada al serle retiradas las acusaciones después de que ningún testigo le incriminara en los hechos. El sexto procesado, conocido como «el argelino», se encuentra huido de la justicia desde meses atrás.
El juicio por estos hechos se ha celebrado en las últimas semanas, desde el pasado 17 de noviembre, en la Audiencia de Gipuzkoa, donde el martes por la noche el tribunal del jurado dio lectura al objeto del veredicto que ha supuesto la libre absolución de dos jóvenes de origen rumano, primos entre sí, y un tercero de origen marroquí, mientras el cuarto, de nacionalidad española, ha sido declarado culpable de un delito de homicidio por imprudencia grave.
En declaraciones a EFE, Fátima Hacine ha señalado que la lectura del veredicto ha causado en su familia el sentimiento de que «nadie ha pagado» por la muerte de su hijo.
«Los culpables se quedan sin castigo, pero no es por falta de pruebas», asegura Hacine, quien afirma que la familia va a esperar a la sentencia y analizarla en los diez días siguientes que tiene de plazo pero ha indicado que tiene la intención de recurrir.
Hacine califica de «injusta» la situación y afirma que «habría que haber tenido en cuenta los testimonios de los primeros días», tras la agresión del 26 de abril de 2019.
«Han pasado cuatro años y medio y cuando llegaron los testigos al juzgado se dijo que habían incurrido en contradicciones, pero no es así», afirma Hacine, quien critica que algunas preguntas formuladas por la defensa eran «emocionales» o «preguntas trampa» y suponían «una coacción a los testigos, que no dejan de ser chavales van por primera vez a un juicio».
«Los testigos se quedaban congelados» ante esas preguntas y «esa es la información que se lleva al jurado popular», que ha manejado «esa información distorsionada», ha remarcado Hacine.
Ha incidido en la influencia que ha tenido el tiempo transcurrido desde la muerte al juicio y el hecho de que «el ‘argelino’ no esté presente».
Fátima Hacine afirma que las personas que han salido absueltas «se han acusando entre ellas» durante este tiempo y «que se hayan librado no significa que sean inocentes».
Las pruebas «están por los amigos de Iker (el hermano de Santi) que dieron sus testimonios el primer día», pero no se han tenido en cuenta estos testimonios sino «los 5 minutos que les preguntaron en el juicio y que al final están condicionados».
Hacine afirma que «sería el colmo y una paradoja para la justicia española» que haya que indemnizar a estas personas por haber estado en la cárcel «acusándose unos a otros».
Afirma que si fueran inocentes lo hubieran dicho pero en todo este tiempo «no han dicho nada» porque «son culpables».
«Paradójicamente hay personas que no han matado y tienen 10 años de cárcel» mientras «unos asesinos evidentes al cien por cien, salen de rositas», asegura Hacine que considera el veredicto un «insulto» a la familia y a la sociedad. Más información sobre el caso, aquí.
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