“Los principales fallos que se cometen a la hora de hacer deporte en verano tienen como origen el calor, esto produce deshidratación, un problema importante y que puede ocasionar un descenso del rendimiento y complicaciones que repercuten en la salud”, afirma Enrique Pérez de Ayala, jefe del Servicio de Medicina Deportiva de Policlínica Gipuzkoa.
“El mecanismo de la contracción muscular se traduce en producción de calor. Durante una carrera a doce kilómetros por hora (5 min/Km), o una competición ciclista a 35 km/hora (velocidad media de algunas carreras de fin de semana), la cantidad de calor liberada por el organismo es de cerca de 15 Kcal/minuto. La temperatura corporal alcanzaría valores muy superiores al máximo fisiológico de 40-41 grados centígrados en un tiempo muy breve si no intervinieran los mecanismos de regulación de la temperatura”, añade el especialista.
“La perdida de líquidos provoca el aumento proporcional de la concentración de glóbulos rojos y, por tanto, un incremento de la viscosidad de la sangre. A esto le sigue una reducción del flujo de sangre al músculo con todas las desventajas que ello comporta y un aumento de la frecuencia cardiaca (hasta 30 latidos por minuto)”, explica Enrique Pérez de Ayala.
Respecto a correr en la playa el especialista asegura que “es beneficioso por ser una actividad al aire libre, en un medio natural y en la que se realiza un trabajo aeróbico con una carga pequeña de resistencia producida por la arena. Pero no debemos olvidarnos de adaptar nuestra biomecánica de la carrera a una superficie blanda para evitar el riesgo de tendinopatias”.
En cuanto a las actividades acuáticas más habituales en esta época, Enrique Pérez de Ayala recomienda, “conocer la técnica del deporte elegido y guiarse por entrenadores capacitados. La natación por ejemplo es un medio poderoso de ejercicio y de rehabilitación pero hay que practicarla con un criterio adecuado”.
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