Eran malos los augurios y mucho se había especulado con la posibilidad de que la Tamborrada Infantil tuviera que retrasarse debido al tiempo. Sin embargo en un día típicamente donostiarra, gris y con un sirimiri muy discreto, los chavales han desfilado como nunca y han cumplido con la tradición y con las marchas de Sarriegui como corresponde. Con verdadera felicidad.
Cinco mil pequeños donostiarras han desfilado en sus compañías, cada cual con su colegio, desde las doce del mediodía. Con puntualidad. El Santo se ha portado y no ha querido aguar la fiesta. Distinto va a ser con la Arriada.
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