(EFE). Euskadiko Orkestra y el Orfeón Donostiarra se reencuentran este viernes en la Quincena de San Sebastián para abordar conjuntamente, la ‘Missa Solemnis’ de Beethoven, una «obra titánica», de enorme complejidad técnica, cuya interpretación supone siempre un fantástico «reto».
El director de la Quincena, Patrick Alfaya, ha presentado el concierto en una rueda de prensa junto a algunos de sus protagonistas, entre ellos el maestro francés Jérémie Rhorer, los solistas Victoria Karkacheva (mezzosoprano) y Hanno Müller-Brachmann (bajo), y el director del Orfeón, José Antonio Sainz Alfaro.
Alfaya ha explicado que el certamen donostiarra retoma este viernes su ciclo de grandes conciertos en el Kursaal con la interpretación de una «pieza titánica», la ‘Missa Solmenis’ de Beethoven, considerada una de las obras sacras más importantes de todos los tiempos.
La última vez que esta partitura se pudo escuchar en la Quincena Musical fue en la edición de 2003. Y es que su complejidad y dificultad técnica hacen que no sea una obra tan frecuente en las programaciones.
El maestro Jérémie Rhorer dirigirá la interpretación, en la que participan cuatro solistas vocales de renombre internacional, entre ellos también la soprano Chen Reiss y el tenor Maximilian Schmitt.
El director francés ha destacado el «reto» que supone interpretar esta «obra maestra», especialmente en la parte coral que, en esta ocasión, borda un «coro excepcional» como es el Orfeón Donostiarra.
La calidad de esta formación vocal donostiarra, de espíritu amateur, también ha sido destacada por el solista Hanno Müller-Brachmann, quien compartió escenario la semana pasada con el Orfeón en el concierto que ofreció la Budapest Festival Orchestra.
El director del coro, José Antonio Sainz Alfaro, ha explicado que esta partitura no se programa porque realmente «no hay quien la cante», especialmente en el caso de los coros, ya que incluye notas que «ni siquiera existían».
Euskadiko Orkestra llevará el peso instrumental de esta pieza, que Beethoven escribió en uno de los peores momentos de su vida marcado por el deterioro de su salud, las batallas legales por la custodia de su sobrino y el fantasma siempre presente de la sordera.
Sin embargo, la ‘Missa Solemnis’ se convirtió para él en una válvula de escape, una obra de catarsis y reflexión, que deja tras de sí un mensaje de paz y de esperanza que servirá para cerrar también el concierto de mañana en la Quincena Musical. Entradas, aquí.
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